El estrés y la rapidez de esta nueva vida nos está tomando no en la mejor postura o en la que en realidad quisiéramos tener. Desde lo personal hasta en nuestros trabajos.
Y debido a esto y la desesperación por “avanzar”, muchas compañías, han empezado a presionar a colaboradores y proveedores para tomar medidas aceleradas de ventas, comunicación, distribución entre otros ejercicios empresariales. Todo esto con el fin de vender o posicionarse rápidamente en el mercado tan competido como en el que empezamos a vivir.
Vemos a compañías y empresarios nerviosos ante un mercado todavía sensible y peligroso, que no da una clara visión de estabilidad y, sobre todo. Una perspectiva positiva de negocio para muchos.
El cuestionamiento a todo esto es, ¿cómo crear tranquilidad en general ?, en muchos de los casos, los empresarios optan por acelerar sus procesos y estrategias de ventas. Lo cual nos hace pensar, si esto es bueno o es un efecto de la desesperación y que no siempre puede ser positivo, llevándonos a tomar decisiones de impulso, sin un plan real y con un alto índice de fracaso a mediano y largo plazo.
¿Entonces que hacer? Ante una incertidumbre como la que estamos viviendo, es muy importante como proveedor interno o externo nos obliga a tomar medidas claras en donde nuestro “cliente” confíe en nuestro trabajo y nuestros procesos. En alguna de las dos partes de una conversación, debe caber la coherencia y la madurez. Y, por ende, la claridad para escuchar, analizar y tomar una buena solución.
Lograr una buena empatía es la clave, en una relación laboral empleado-empleador, o cliente-proveedor debe predominar una palabra: Confianza. Pues la confianza es un concepto que puede hacer que todo lo que estamos haciendo tome un matiz mucho más poderoso, ante una tensión colectiva como la que vivimos.
Por lo tanto, vale la pena que revisemos algunos cuestionamientos que pueden ayudarte a fortalecer tu relación y generar un alto nivel de confianza:
1. ¿Has entendido a profundidad el proyecto o la tarea a desarrollar ?, ¿incluyendo sus posibles resultados?
2. ¿Mantienes una buena comunicación entre todos los involucrados?
3. ¿Comentas y compartes los errores o aciertos durante los procesos?
4. ¿Eres claro en tus metas y objetivos?
5. ¿Mantienes un optimismo constante?
6. ¿Buscas referencias de otros para nutrir tu conversación y objetivos?
7. ¿Define puntos de revisión y contacto?
8. ¿Mantienes un estándar profesional en todos tus aspectos de servicio?
9. ¿Escuchas todas sus necesidades?
Entre mayor interacción vivas con tu cliente, mayor empatía tendrás con este y mejor relación tendrás para cubrir contingencias y aciertos dentro de todos los procesos que pudieras desarrollar con él.
Reitero, la verdad y la confianza es la base de una buena relación; indudablemente debes ser claro en sus expectativas y lo que busca de apoyo en ti. Es muy común que, por miedo a ser rechazado, aceptemos fechas de entrega que no son reales, o resultados que no vamos a lograr. El “aceptar todo” no ayuda, solo, genera más desconfianza e incertidumbre de nosotros mismos. Por lo tanto, busquemos generar siempre conversaciones abiertas y amables sobre lo que sí puede esperar y lo que no puede esperar.
La negociación es un arte que todos debemos dominar para lograr nuestras metas, sin embargo, la honestidad es una de las bases más solidas que puede ayudar a fortalecer tus habilidades al negociar. Por lo tanto, no olvides esto.
Finalmente, reconozcamos que estamos en un mundo que está desesperado por cambiar y regresar a un estilo de vida que parece no volverá. Seamos sensibles a lo que nuestros clientes se están enfrentando, y ayudémoslos a entender que no debemos perder la brújula buscando acelerar sus iniciativas si no hay una razón y solución justificada, pero sobre todo no dejemos de escuchar y platicar con ellos. Aún en momentos de pandemia, tenemos que se empáticos con nuestros clientes y ayudarlos a lograr sus objetivos, a entender que todo tiene su tiempo de maduración y sobre todo ayudémoslos a crecer, por que de esto crece nuestra permanencia y éxito con ellos.
No olvides que un líder siempre será reconocido por su alta capacidad de escuchar a los demás y la ayuda que desarrolla para hacer crecer a los demás como a él mismo.
Y tú, ¿cómo escuchas a los demás?
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