Ya sea por falta de experiencia o simplemente por detalles que están fuera de alcance (por ejemplo, cuestiones propiamente climáticas), hay veces que un evento sale mal. Cuando esto sucede, no sólo queda dañada la imagen de la marca que está detrás de la acción, sino que también se pierde la confianza que los asistentes depositaron en dicha actividad. ¿Cómo se puede trabajar en una crisis de marca una vez que esto sucede? Precisamente en las siguientes líneas hablaremos sobre este importante tema.
Cuando un evento salió mal, definitivamente lo peor que puede hacer una marca es quedarse indiferente ante la situación. Si bien es cierto que lo hecho, hecho está, como firma es importante saber dar la cada y asumir las responsabilidades de lo que pasó.
Una de las primeras cuestiones que hay que tener bien presentes es que se deben ofrecer disculpas por lo sucedido, de manera empática, sincera y con humildad. Esto se puede hacer a través de comunicados o conferencias de prensas e incluso por medio de mensajes en redes sociales.
De acuerdo, el evento salió mal. Como marca, ¿qué se puede hacer para subsanar el mal trago que se les hizo pasar a los asistentes? Eso dependerá tanto del tipo de evento como del grado de afectación que hayan vivido las personas. Hay ocasiones en las que con la disculpa basta; sin embargo, habrá otras veces en las que incluso, de ser necesario habrá que concertar nuevamente las actividades que se iban a hacer en el evento hasta incluso el reembolso de lo que se haya pagado para asistir (en dado caso que esa sea la situación).
Antes de cualquier evento, es importante contar con planes de contingencia que cubran prácticamente la mayoría de escenarios en los que pueda darse una crisis de marca, con la finalidad de estar prevenidos ante cualquier eventualidad.