¡Una frase que amaría cualquier persona y cualquier cliente! Frase que abre las puertas de cualquier lugar, deja un nicho de esperanza y sobre todo me parece, que es la que más tuviera vida dentro de todo nuestro idioma.
Si quisiéramos irnos hasta un extremo, un sí, puede desprender hasta lágrimas del cliente más duro y rígido en la faz de la tierra.
Por lo tanto, si esta palabra es tan fabulosa, ¿porque no la usamos mucho más de lo normal? ¿Será que no es usual? O la indiferencia nos ha hecho duros, fríos e indiferentes a los demás y a sus necesidades como personas.
Una conclusión superficial puede ser que estamos confinados en el: “es suficiente”. Y la negativa se vuelve la opción más cómoda para nuestra área de confort en general.
A través de los años, los líderes que han marcado la historia, basan sus deseos en el bienestar de los demás y no en lo propios. Dejando ver en todo momento, como encontrar la oportunidad y estrategia para lograr brincar esa barrera que no los deja avanzar para dicho bienestar.
Vivimos en un mundo en donde estamos acostumbrados a ciertos patrones y reglas que, aunque no nos gusten es más cómodo acatarlas que ajustarlas y mejorarlas. Cuántas veces hemos vivido un “ya cerramos” minutos después de la hora, o un “no es posible” cuando sabemos que puede haber varias alternativas para encontrar un “como si se puede”. O no están en los protocolos de la empresa, no está en el manual de atención, el no por delante.
Todo se basa en el bienestar de la persona, en como aceptamos su historia y la hacemos crecer a través de soluciones para su empresa, trabajo o simplemente su vida.
Es irónico pensar que por hacer mi trabajo bien, vamos a avanzar, en mi parecer nuestra obligación es hacer bien nuestro trabajo; pero destacaremos en el mismo, si lo hacemos cada día un poco mejor, buscando como si en todo lo que hagamos sin esperar nada a cambio más que nuestra propia satisfacción.
Pero ¿Como logramos que esto se vuelva un estilo de vida? Cuando profundizamos y no solo pensamos en nuestro trabajo, sino en todo lo que hacemos, veremos que hay grandes oportunidades entre nosotros. Por lo cual en tu reflexión, aquí te dejo algunas preguntas para cuestionarte por donde quieres empezar: Como si…
-
- ¿soñamos y buscamos lo que queremos?
- ¿crecemos la pasión en nuestro trabajo y en lo que hacemos?
- ¿buscamos a través del tiempo ser felices dónde estamos?, trabajo, vida, amigos, familia, etc.
- ¿buscamos crecer la sonrisa de nuestros clientes con la mejor propuesta?
- ¿podemos mejorar los procesos de nuestro trabajo?
- ¿buscamos mejores resultados día a día?
- ¿crezco mis saludos y atención a los demás?
- ¿respeto a los demás, empezando por mi equipo, después mi familia, amigos, vecinos?
- ¿vemos que hay personas alrededor nuestro que necesitan de nuestra ayuda?
- ¿dejamos un mundo mejor con el trabajo que hacemos?
- ¿dejamos de culpar a los demás y buscamos soluciones a nuestro malestar?
- ¿ayudamos a los proveedores respetando sus propuestas, sus tarifas, su tiempo?
- ¿hacemos que las cosas pasen?
Esta última, es la que mayor compromiso tiene con uno mismo, sobre todo cuando sabemos las necesidades de los demás, por sentir un respaldo y es vital para crear un mejor panorama de todo.
¿y porque no empezamos? Pensemos que la vida es corta, y el tiempo nunca para, la mejor forma de trascender es encontrar un punto de equilibrio entre lo que vivimos y lo que queremos. Desafortunadamente estamos acostumbrados a pensar que las cosas no pueden darse o no pueden lograrse, vivimos con miedo al fracaso, a no servir a los demás y sobre todo a sentirnos expuestos por ser diferentes, cuando esto último es la parte más valiosa al ser individuos. Estamos convencidos que los cambios deben ser radicales y no pensamos en que todo es perfectible y no desechable. Cuando entendamos eso, veremos que nuestro mundo será más liviano de lo que creemos.
En estos momentos, estamos viviendo días muy complicados, llenos de tensión y estrés al por mayor, viendo violencia de diferentes formas, incluyendo nuestro trabajo. De nosotros depende encontrar el “como si” y lograr que todo esto mejore poco a poco, respetando a los demás y construyendo de las cenizas, de las cosas que no salieron bien, encontrando una línea de luz y transformarlas, ¡mejorarlas!
Hasta que entendamos que una persona vive de historias y no de precios, entenderemos el significado de darle un sí a los demás y lo que esto representa para ellos. Tomemos el “cómo sí” como una forma de vida y hagamos que todas las cosas buenas pasen.
Y tú, ¿como construyes tu imagen?