Por Jaime Torres Fidalgo
e-mail: jtfidalgo@yahoo.com
Hoy en día, lo último, lo último, es crear una estrategia viral para las marcas. Es la última tendencia de la moda en la mercadotecnia. Aprovecharse de las redes sociales y lograr que una marca esté en boca (o en el teclado) de todos, parece sumamente fácil: aprovechar una red social sin pagar un peso, para comunicar una campaña fresca y original. Si Edgar, el niño regiomontaño (o sus disque amigos) pudieron hacerlo con un enorme éxito, ¿por qué no una gran compañía o agencia de publicidad o BTL?
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Campañas van y campañas vienen. Estrategias en Facebook, Twitter, YouTube y quizá en alguna que otra red social, abundan como las falsas promesas de los políticos. Pero estamos expuestos a miles, quizá millones de mensajes, en esos sitios que diariamente se alimentan de más y más información. ¿Cómo lograr sobrevivir? ¿Cómo conseguir que hablen y escriban de mi campaña y por ende, de mi marca? ¿Qué parámetros debo tomar para medirlo?
Bueno, creo que la respuesta no es tan fácil como parece. Y aunque tienen un gran poder mediático, las redes sociales por si solas no son tan fuertes como parece. Además, así como tienen grandes ventajas, también presentan una grandísima desventaja: la saturación de información. Por eso, no hay como, al igual que en la bolsa de valores, la diversificación. Si no ves la campaña en YouTube o en Twitter, quizá te enteres en la prensa, en el radio, por medio de un e-mail o en un evento, y entonces sí, accedas directo a la página donde se ve la comunicación. Opciones hay muchas, lo importante es la adecuada mezcla de medios. Justo como en una receta, nuestra campaña puede resultar muy salada o sin sabor si no sabemos como hacerlo. Como diría James Bond: “Shaken, not stirred!”.