Recientemente tuve oportunidad de ver un video de la doctora Marian Rojas, Psiquiatra por la Universidad de Navarra, quien además de ser muy simpática, tiene una forma muy ilustrativa de explicar conceptos que pudieran ser muy técnicos – burbuja cultural: todos los que se dedican a capacitar o enseñar debieran ver cómo transmite su conocimiento. En el video menciona el efecto del cortisol ante una situación de riesgo. Pero empecemos por definir qué es el cortisol…
El cortisol es una hormona que tiene un efecto en prácticamente todos los órganos y tejidos del cuerpo y se libera especialmente cuando enfrentamos situaciones difíciles o de alto grado de tensión, entre otras cosas. La doctora menciona que es justo el cortisol lo que no nos permite estar tranquilos después de que sufrimos un impacto. Y también que ante una situación adversa, real o no, podemos volver a vivir ese impacto y tener por consiguiente un efecto en los niveles de cortisol. Un elevado nivel de cortisol puede derivar en una alteración del metabolismo de los carbohidratos, las grasas y las proteínas. O sea, que dependiendo de los niveles de cortisol es como tu cuerpo maneja el uso de todo lo que comes (no wonder porqué muchos hemos subido tanto de peso durante esta pandemia). También puedes presentar una desregulación de los niveles de inflamación en tu cuerpo, descontrol de tu presión sanguínea, desequilibrio en los niveles de azúcar en la sangre (glucosa), descontrol de tu ciclo de sueño y vigilia (¿has notado que te cuesta más trabajo dormir y descansar?), no necesariamente manejas mejor el estrés, presentas desequilibrio en la sal y agua del cuerpo además de una disminución de los periodos de memoria y concentración (con su correspondiente duración de los mismos).
Durante los más de 18 meses que hemos vivido en pandemia, distanciados físicamente de familia y amigos, trabajando desde casa y con horarios de trabajo descomunalmente largos, comiendo “comidas rápidas” poco saludables y sin hacer ejercicio, nos han llevado a un punto de desgaste físico, mental y emocional tal que no estamos rindiendo lo mismo ni en el trabajo ni con la familia. Y seguramente ante el miedo al contagio y a la muerte si hemos sido contagiados, aunado a que si ha habido pérdidas en la familia, muchos de nosotros tenemos elevados índices de cortisol.
Y seguro se preguntarán ¿por qué estamos leyendo sobre temas de salud en una publicación comercial? Pues porque como dice el dicho, en tiempos de crisis llegan las oportunidades. Y las oportunidades que se han presentado durante la pandemia no son solamente en el sentido de cómo atiendo de mejor manera a mi cliente/consumidor (hemos observado el crecimiento exponencial del comercio electrónico aunado a una importancia acrecentada de la entrega de última milla además del desarrollo de productos o servicios ad hoc a esta nueva realidad) sino también en el sentido de cómo dirijo a mi equipo y soy un mejor líder para que fluya la creatividad e innovación necesarias para afrontar esas nuevas oportunidades comerciales.
El no estar en el lugar de trabajo ha llevado a los líderes a buscar formas alternas para guiar a sus equipos. No existe la convivencia presencial y abundan las reuniones a horas y des-horas. Y a pesar de tantas reuniones, no necesariamente nos vinculamos más con nuestros colaboradores. Entonces, ¿cómo me hago presente en su vida de manera que le agregue valor y no como medio de presión? He visto que se han desarrollado mecanismos para “pasar lista” como apps que a través de gps envían tu ubicación al sistema para garantizar que estás en tu casa y trabajando, pero también he visto que la gente ha aprendido a trabajar sin que se le esté marcando el paso. Entonces hemos aprendido a confiar más en nuestro personal porque la verdad es que no nos queda de otra. También hemos aprendido que hay que fijar objetivos para trabajar sobre cumplimiento de objetivos y no sobre hora-silla. Pero algo que todavía nos ha costado trabajo asimilar, y por consecuencia hacer algo al respecto, es que aún cuando a las organizaciones pudiera convenirles que los colaboradores trabajen más, la realidad es que es momento de hacer un alto en el camino y retribuirles ese trabajo extra. Y así como a nuestros clientes/consumidores les damos incentivos y premiamos su lealtad y permanencia, debemos hacer lo mismo con nuestros colaboradores, porque en algún momento (que aún no me queda claro qué tan lejano o cercano está) deberemos retomar la actividad comercial como la conocíamos y esos colaboradores son quienes darán la cara ante nuestros clientes.
A propósito de buscar formas de incentivar a nuestros colaboradores, quiero destacar una iniciativa que me llamó mucho la atención y que además aplaudo: el pasado 17 de septiembre, Nissan consideró como asueto ese día para que todos sus colaboradores se dedicaran a “recargar las pilas”. Incluso compartió con sus colaboradores un instructivo de lo que debían escribir en su mensaje de fuera de oficina para ese día. También tengo conocimiento que en un colegio al norte del Valle de México replicaron esta iniciativa. Pareciera como el típico “puente” que en ocasiones se presenta cuando el día festivo es jueves y el no festivo es viernes. Pero en realidad se convirtió en una iniciativa para cuidar a sus empleados puesto que este colegio ha tenido un incremento considerable en la cantidad de estudiantes que se han matriculado a partir de la pandemia, y eso conlleva un esfuerzo adicional para sus profesores y empleados administrativos.
En fin, seguramente hay muchas iniciativas similares o distintas en muchas empresas más y que están enfocadas al cuidado de la salud mental, física y/o emocional de sus colaboradores. Un aplauso para esas empresas que han entendido que cuidar de sus colaboradores es cuidar también de sus clientes. Ellos son nuestra cara ante el cliente y es prioritario que esa cara sea la mejor.
