En el marketing de guerrilla, el flashmob es una de las técnicas más populares por su impacto y por su creatividad. Esta acción es capaz de dejar una profunda huella en la mente del espectador (y posible consumidor). Ya sea que hayamos visto alguno en vivo y a todo color o en algunas grabación en internet, sin duda es todo un deleite, pero visto desde otra perspectiva, también es un genial anuncio. ¿Cómo se hace uno? Te contestamos esta pregunta en las siguientes líneas.
¿Qué es lo primero que se necesita para un flashmob?
Si lo pensamos desde una perspectiva enteramente mercadotécnica (y no sólo como mero entretenimiento), es considerar los objetivos de los objetivos de nuestro plan estratégico. Quizá si buscamos ventas de modo directo, el flashmob no sea una técnica tan útil, pero sí lo sería si queremos posicionar una marca o publicitarla.
¿De dónde salen los participantes del flashmob?
Aunque es posible convocar a personas por medio de algunos medios digitales, lo normal es que empresas y agencias dispongan de artistas profesionales. Una vez que se tiene a la gente y que se ha decidido la finalidad del mensaje que se quiere dar a conocer, se busca el mejor lugar para realizarlo.
Para los flashmobs usualmente se utilizan lugares abiertos y muy concurridos. Para evitar cualquier problema, lo mejor será contactar a la administración del sitio para conseguir los permisos necesarios en dado caso de ser requeridos. Es importante que todo esto se haga con completa discreción para que no se pierda el factor sorpresa. Luego de considerar estos detalles, sólo queda realizarlo.
¿Cuáles son las ventajas que conseguimos con el flashmob?
Además de mostrar la marca de un modo completamente creativo, otro de las ventajas que tiene esta técnica es que forma comunidad. Al momento en el que se ve participar a gente aparentemente normal el resto de los espectadores comienzan a interactuar.