Justificar el gasto para una campaña de marketing, en este caso BTL, es una tarea importante. El uso más eficiente para alcanzar los objetivos planteados es, quizá en mayor medida, uno de los retos que constantemente se encuentran los mercadologos.
En realidad, es duro saber que una campaña BTL no tuvo el impacto deseado al no contar con el presupuesto ideal para su ejecución. Y quienes han estado en ese lugar saben, sin lugar a dudas, que una mejor planeación para el rendimiento de la inversión pudo en algún momento haber hecho la diferencia para el logro de los objetivos buscados.
Es común encontrar a quienes de manera “intuitiva” asignan el presupuesto de marketing para comprobar una hipótesis que, posiblemente, no funcionará, pero es importante entender la responsabilidad que conlleva esta decisión, y que indudablemente afectara aspectos como la creatividad y el ROI esperado de una campaña para la agencia y para la marca.
En primer lugar, la asignación de un presupuesto de marketing no debe realizarse de manera “intuitiva”. Hoy, más que nunca, el poder está en los datos. Es la información quien provee los indicadores más relevantes para apostar por determinadas estrategias o actividades a realizar.
El poder de los datos
La principal fuente de información para la toma de decisiones deben ser los datos. Es decir, el conocimiento o la memoria que se va generando tras cada campaña ejecutada. Los resultados que se vayan generando deben servir para entender lo que está funcionando y aquello que no dará mayores resultados a pesar de que se apueste “intuitivamente” en que en algún momento las ideas ejecutadas funcionarán.
En este sentido, a nivel mundial, 41 por ciento de los estrategas de marketing aseguran que la mejor manera de medir el rendimiento de una campaña es por medio de los ingresos, según datos de HubsSpot. De modo que es importante “escuchar” detenidamente cada resultado en términos de marketing para asegurar la efectividad de una estrategia y, por su puesto, la asignación de recursos.