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Un empleado de Stater Bros. Markets pidió una mujer que se colocara un cubrebocas, pero esta lo amenazó con que le dispararían.
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La mascarilla facial ha resultado un reto para las tiendas, se enfrentan al dilema de proteger a empleados y consumidores, pero también ante conflictos violentos.
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Stater Bros. Markets es una cadena de supermercados privada, de unas 171 tiendas ubicadas en el Sur de California.
El tema de usar cubrebocas es indispensable para contener la pandemia que tiene al mundo encerrado en casa y con crisis pegando fuerte a los bolsillos de la gente y a los empleos. Sin embargo, hay a quienes no les importan las recomendaciones de los expertos de salud a nivel internacional y que simplemente no se colocan cubrebocas porque les parece incómodo.
En este sentido, la mascarilla facial ha resultado un reto especialmente para las tiendas, cuyas empresas detrás se enfrentan al dilema de proteger a empleados y consumidores, pero también al de enormes conflictos que terminan por ser agresivos y atentar incluso contra la vida de sus empleados.
Para muestra un video viral compartido por el canal Perez Hilton en YouTube, en el que se puede ver el preciso momento en que una mujer se niega a usar cubrebocas en un supermercado de Beaumont, California,
Específicamente se trata de un trabajador de Stater Bros. Markets, se dirigió a la mujer para pedirle que se colocara un tapabocas, ya que es obligatorio según las normas del estado de California y del supermercado en sí, pero la respuesta fue aterradora: lo amenazó con que le dispararían en el estacionamiento.
“No me estés grabando en video porque te dispararán afuera en el estacionamiento”
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Una vez que se mencionó a la Policía en la conversación, la mujer quiso rectificar indicando que no podía usarlo, debido a que le dan ataques de ansiedad, pero no justificó su supuesto estado con un reporte médico.
En otros casos se ha llegado a los golpes ante la simple petición de colocarse una protección en el rostro por norma común y que además está respaldada por los Gobiernos locales.
Las cadenas de supermercados intentan cumplir con las reglas, pero los propios consumidores son quienes no pretenden aplicarlas.
