Por Paco Santamaría
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El otro día fui por primera vez a Cielito Café. Su eslogan me llamó mucho la atención, dice: De Mexicanos para mexicanos. Es cuando entendí que estos locales le han declarado la guerra a Starbucks, sí, la marca fuerte y uno de los iconos más valiosos en el mundo, pero más allá de nacionalismos cerrados, chovinismos o patrioterismos, ¿ Por qué están luchando por ganar la plaza y a los clientes que compran bebidas y snacks? ¿Por qué quieren ganar el espacio en donde arreglemos nuestros negocios, hablemos con la pareja, nos reunimos por primera vez y simplemente estamos? ¿Qué tiene que ver esta guerra con el BTL?
Mi sentido de observador lógico me dice que en algún momento a alguien se le ocurrió enfrentar al gigante actuando de forma local. Que hoy día, nosotros como clientes buscamos servicio más que nada y vivir experiencias diferentes. Sí compramos café, té o productos, pero también lo que necesitamos es un ambiente en dónde consumir. Un lugar que no sea la casa o el trabajo. Ese tercer espacio. Muchos de nosotros hemos comprado en un Starbucks. Observemos como desde que llegamos, se comunican con nosotros, cómo nos movemos como clientes y consumidores en este mercado. Esto es para mi la esencia del BTL, interactividad más experiencia. No nos venden sólo café, venden el espacio y para qué lo ocupamos ahí. Esto ya lo entendió bien Cielito Café, usa muy bien las guías visuales y se comunica de forma directa con sus clientes, los invita con un grito mexicano, ¿Funcionará esta venta de espacio más bebidas y acento local mexicano? Ya lo veremos en resultados con los datos duros que arrojen nuestras compras mientras tanto, nosotros los que hacemos y usamos el BTL observemos a la gente comprar en estas plazas y no perdamos la oportunidad de ver al cliente en acción de compra. Cómo toca, escoge y observa lo que le queremos vender.