Existe un festival que en años pasados les he compartido en las colaboraciones, es de mis favoritos por la temática, el espacio y por su adaptabilidad conforme pasa el tiempo. El Festival Barroco del Museo de Guadalupe llegó a su mayoría de edad, luego de 18 ocasiones, nos sigue deleitando con un exquisito menú de opciones.
De todas las ediciones estoy cierto que he podido asistir a cerca de 14, si no es que un par más. En estos años he visto la evolución y la permanencia, el orden y también la ruptura (como ese afán que el arte mismo lleva inserto).
Desde hace varias ediciones el programa consta de la inauguración con el protocolo debido y presentaciones artísticas, en esta ocasión la participación de danzas de matachines y la cofradía de las Morismas de Guadalupe, el ciclo de conferencias es parte fundamental de la festividad, adjunto al programa académico existen presentaciones de música barroca tanto en el museo como en el templo adjunto. Un legado que se espera año con año, es la muestra gastronómica barroca, la cual representa un baluarte de la expresión del patrimonio culinario de la región desde siglos pasados.
En edición número 18, destacan 5 aspectos que deseo subrayar, pues constituyen esfuerzos de marketing cultural que fortalecen una oferta de por si muy sólida, les comparto las expresiones:
Chocolates Nueva Galicia.- una empresa familiar que elabora chocolates gourmet con los sabores de Zacatecas, se ganó mi afecto y palmas, pues previo a los eventos, dictaban un breve discurso, para luego ofrecer muestras de su deliciosa bombonería.
Ciclo académico.- este año se cambió la estrategia, se centro el ciclo a la temática del “turismo cultural”, contando con ponentes de talla internacional. El cartel es digno de reconocimiento, dentro de ellos están el Dr. Carlos Villaseñor Ayala, el Dr. José Antonio Mac Gregor y el Mtro. Alfonso Miranda. Sus charlas acercaron a empresarios, historiadores, estudiantes y público nativo del festival. El acierto es unir a entidades que suelen trabajar por separado como las dependencias de turismo y las de cultura. Esperemos en el futuro incluyan a colegas del marketing.
Música para el alma.- en este apartado deseo reconocer el trabajo didáctico del grupo de música barroca denominado Divini Accenti, el cual, en su participación fue narrando cada una de las piezas de su repertorio, esta acción publicitaria nos acercó a realidades desconocidas de la composición de las letras y melodías, en particular esta agrupación es una de las mejores que he podido disfrutar en el marco de una de las salas más escondidas del Museo Virreinal de Guadalupe. Otra agrupación que me ganó el corazón es la Academia de Música Antigua de Zacatecas, su trabajo es literalmente divino, ver a jóvenes entregarse a la música con tal grado de pasión, merece ponerse de pie y una intensa divulgación. Cabe destacar que las y los jóvenes se presentaron vestidos a la usanza de la época barroca y ese plus acredita puntualmente la necesidad del branding personal en temas culturales.
Moda y gastronomía.- como he mencionado cada año se realiza una muestra culinaria de carácter barroco, además de la muestra, esta edición pudimos contar con un desfile de modas por parte de la Universidad de la Vera-Cruz con inspiración de los atavíos de siglos como el XVI y XVII.
Vinculación y apertura.- la labor de Rosa María Franco, Directora del Museo y de la organización del Festival Barroco, su trabajo sobresale por el esmerado enlace que hace con la sociedad del municipio sede, (en la edición número 18, integrando a municipios como Vetagrande, Ojocaliente y Zacatecas). Los amigos del museo, Rotarios, empresas como la fabricante de chocolates, universidades, así como las autoridades de diversos ordenes de gobierno, son sin duda un fino tejido de relaciones públicas en pro de ofertar uno de los mejores festivales del país, en uno de los más bellos museos virreinales del mundo.