El packing y el picking son dos eslabones importantes en la cadena de la distribución y almacenamiento. Sin ellos, este ciclo vital por el cual los productos llegan a sus distintos distribuidores y de ahí a los clientes simplemente no sería posible. Por eso mismo es importante conocer y comprender cada uno de ellos, pero, sobre todo, distinguirlos.
Comencemos por el packing. Una vez que un producto está terminado, usualmente requiere de un envase. Para protegerlo, se usa un empaque. Cuando tenemos varios de éste último, se usa un embalaje. Pensemos en un vino. Una vez que está listo se embotella, posteriormente suele ponerse en una caja y al final se coloca en otra más grande.
Es importante tener en cuenta que los recipientes propios de la etapa del packing están realizados tomando en cuenta las características del producto. Es diferente envasar un litro de leche que un bolígrafo, ya que, por ejemplo, los lácteos se echan a perder si se expone a temperatura ambiente.
Ahora pasemos al picking. Este proceso consiste en tener todo listo para hacer un pedido. Para realizarlo, se busca la forma más eficiente de conseguirlo, por lo que se considera tiempos y recorridos, entre otros factores, para que todo quede en óptimas condiciones. Por ejemplo, hay procedimientos que están pensados de tal modo que un producto no pase dos veces por el mismo punto, lo cual tiene como finalidad realizar todo el recorrido en un lapso menor que el que haría en otras circunstancias.
El packing y el picking son importantes y definitivamente van de la mano, ya que se busca que los productos distribuidos en los distintos retailers estén listos para cuando sean solicitados, además de que tienen que llegar con las mejores condiciones para satisfacer al consumidor final. ¡Cada detalle es importante en el retail!
