La colocación de displays como parte esencial de una estrategia de Promotoría no sólo implica crear un anaquel o una caja bonita para exhibir el producto y colocarla en cualquier espacio de la tienda.
Ciertamente no existe un perfil correcto o el promotor ideal, pues esto depende de los objetivos de la marca y de la estrategia de Promotoría, así como del producto que se quiere exhibir en el canal.
Manejar el tiempo real dentro de las actividades que las marcas desarrollan en los canales de retail da mucha credibilidad a las firmas y a las tiendas minoristas, pero también genera que los consumidores se vuelvan partícipes de las dinámicas.
Alrededor de la Promotoría giran diversos mitos y realidades. El primer mito más escuchado es que aparentemente es un mal necesario y que las marcas contratan los servicios sólo porque lo exigen las cadenas comerciales.
En ocasiones, la Promotoría suele confundirse con la Promoción, tal vez porque la raíz de ambas palabras es la misma. Sin embargo, mientras la primera tiene su cauce en el punto de venta, la segunda puede darse dentro y fuera del punto de venta.
Una de las estrategias más complicas que conciernen al punto de venta es la de Promotoría. La Promotoría se refiere al conjunto de acciones que son planificadas para que determinado producto prácticamente le diga al consumidor: “llévame contigo”.
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