El packaging se ha convertido en algo más que un simple receptor del producto de la marca, pues en muchas ocasiones el shopper se deja guiar más por un empaque bonito, que por lo que realmente contiene, por ello cada vez es más común que sean creativos y que tengan utilidad más allá de sólo guardar el producto.
Para hacer un complemento perfecto y un maridaje excepcional, la cadena de comida rápida Burger King creó un vino edición especial para acompañar la hamburguesa Whooper. Se trata de una estrategia con la cual se busca generar más ventas, pero sobre todo crear engagement.
El marketing social y el below the line siempre hacen una buena mancuerna, un ejemplo de ello es la iniciativa Plan Nescafé mediante la cual la marca apoya al campo y ayuda a que la producción sea más sustentable. En esta campaña social un millón de frascos es un elemento central para generar engagement.
¿Cuándo es el momento adecuado para que un producto cambie de packaging? Esta respuesta se responde según los objetivos de la estrategia de marca. En este sentido, es importante tomar en cuenta que sea cual sea el cambio, impactará de manera directa en la percepción del consumidor y muy probablemente en su decisión de compra.
Un tercio de las decisiones de compra se toman basadas en la apariencia del empaque, de acuerdo a una investigación de la agencia The Paper Worker. Es más, tomando en cuenta sólo el packaging un 52% volvería a comprar una marca, y un 90% decidiría adquirir un producto si cuenta con empaque premium. Pero, ¿qué pasa cuando se usa como herramienta de marketing social?
Las marcas de cerveza sólo tienen dos armas para sobresalir en el mercado, una es su sabor y la otra es su packaging y esta última es la que más pueden explotar y llenarla de creatividad para que el consumidor no sólo disfrute la bebida, sino que tenga toda una experiencia desde que toma la botella hasta que se termina el liquido.
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