Después de muchos años de trabajar para candidatos, partidos y gobiernos, tengo que decirles desde el inicio frases para que les caiga el veinte de que prestas un servicio, no que les entregas la vida. Es fundamental hacerles saber que se trabaja para ellos, que sus ideas son importantes, pero que si han contratado una agencia, deben dar chance a que haga la chamba.
De todos los colores y sabores, no es un tema de partidos o de independientes, el verdadero tema es que cada vez son más “expertos”, toman cursos, capacitaciones y hasta posgrados completitos, quieren ser juez y parte, por lo que en muchas ocasiones además de candidatos son sus propios coordinadores de campaña, directores de cine para sus videos, escritores para sus discursos, en resumen, la mayoría de los casos estamos ante estuches de monerías con accesorios incluidos.
Es más, si pudieran hacerla de votantes también lo harían, lamentablemente no figuran en los roles mencionados (y muchos otros) por el talento de ser multifacéticos, lo hacen para demostrar que son líderes en todos los planos, es esa tremenda hambre de subrayar que son el centro del universo a toda costa. Si el perfil de adaptabilidad fuera para comprender como piensan las personas, serían más sigilosos y permitirían que las agencias, consultores y asesores trabajaran para ellos, no bajo la consigna de ir adaptándose a las puntadas del “candi”.
Se que con los párrafos anteriores ya estará pensando en que es vital que exista comunicación entre lo que el candidato desea proyectar, la campaña y lo que se genera por parte de las oficinas y agencias de marketing. Sin embargo, lo que deseo resaltar es lo que alguna vez me dijo un director de un grupo de danzantes: “no se puede tocar la tambora y ser el viejo de la danza”.
Cada vez existen mayores limitantes en cuanto a temas publicitarios, por un lado la legislación ha intentado ser equitativa, por lo que ha posibilitado la creatividad en otras aristas del marketing (como el BTL, por ejemplo). Lo que si es triste es que los candidatos crean que lo saben todo, que los mercas consideren que son imperfectibles, que los partidos se traguen su propio de cuento que con una campaña nacional esta resuelta toda la estrategia de los estados y los municipios.
En el despacho además de política trabajamos con personas y empresas relacionadas con el mundo del arte, hablando de egos ¡vaya mancuerna! Pero bueno, de algo se tiene que vivir. No, ya hablando en serio, lo que hemos aprendido con los años, es que los clientes no van a cambiar de la noche a la mañana, que tampoco es nuestra misión el hacer que sus modales se refinen, pero lo que hemos comprendido es que si somos cómplices de que se perpetúe una tradición de lamebotas en nuestro país, si no marcamos pautas para hacerles saber la manera en la que deben dirigirse hacia las empresas de creatividad, diseño, comunicación, publicidad, relaciones publicas, de social media y de marketing en general, el trato debe provenir desde paradigmas como el respeto, la cooperación y el trabajo en equipo.
No todos los candidatos son detestables, decir que todos son ogros, que intentan dar clases cuando nos contratan, o sugerir que buscan cosas y trabajos gratis, sería suponer que todos son iguales, la verdad del asunto es que también existen algunos muy legales, cumplidos, pagadores y obedientes. Por lo que cerraré con un par de frases que les digo a los alumnos de la maestría en marketing político: “No quiero que sean malvados, pero si que no sean tan inocentes” (es una especie de advertencia) y a los candidatos les suelo decir “si usted quiere ganar, trabaje de candidato, yo trabajaré de lo que me contrató”.