Hace algunas semanas se dio a conocer un tema que captó las miradas y las preocupaciones de todo el mundo: Estados Unidos, uno de los países que más contaminan en todo el mundo, dio a conocer que abandonaría el Acuerdo de París, el cual compromete a las naciones participantes a tomar acciones para evitar el avance del cambio climático, cuyo acelerado paso se ha visto reflejado en condiciones y eventos climáticos cada vez más radicales, como la sequía que se ha vivido en México, las olas de calor que Europa o incluso las tempestuosas nevadas que se han padecido en el país gobernado por Donald Trump. Sin embargo, además de los incalculables costos que ha provocado la reciente tormenta invernal en Estados Unidos, destaca la reciente cancelación de cerca de 400 vuelos, de acuerdo con datos de la agencia de noticias AP.
La principal zona afectada por la tormenta invernal en los Estados Unidos fue su región del centro y del occidente. Las condiciones han sido tal que se calcula que específicamente 440 vuelos fueron cancelado, esto principalmente en el aeropuerto de O’Hare, Chicago, además de que otros 90 viajes fueron detenidos en Midway, en ese mismo estado.
Tal han sido los problemas que en O’Hare un avión proveniente de Carolina del Norte derrapó y salió de la pista al intentar aterrizar en el puerto aéreo; sin embargo, ninguno de los 38 pasajeros del avión de la línea Envoy Air resultaron lastimados, según comenta El Nuevo Herald.
Sin embargo, ¿cuál es el impacto que tienen las catástrofes naturales en la economía? Según comentó Christian Aid, para 2018 el promedio de los 10 eventos naturales más catastróficos tuvo un impacto económico de cerca de mil millones de dólares; sin embargo, hay sucesos que cuestan mucho más, como es el casi del Huracán Florecen, el cual tuvo costos evaluados en 17 MMDD, según información de la BBC.
