Vender muerte es de los negocios mas complicados que existen. En México no estamos acostumbrados a gastar en seguros y mucho menos en comprar paquetes de espacios para que nos entierren dentro de 10 ó 20 años. No nos gusta pensar en eso, no nos gusta estar preparados para morir o para aceptar la muerte de un ser querido y mucho menos cuando pensamos en que los servicios funerarios y la atención en las funerarias no son los óptimos.
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La sinestesia y el marketing sensorial
Según cifras del el Consejo Mexicano de Empresas de Servicios Funerarios (Comesef); se estima que entre el 70% y el 80% de alrededor de tres mil quinientas funerarias en México no cumplen con estándares de calidad o servicio integral y se cree que operan de manera informal. Ósea son “Patito”. En éstas se registran malos manejos de cuerpos, re utilización de ataúdes, incluso en los procesos de cremación de los difuntos, se les puede dar cualquier cosa a los familiares en lugar de las cenizas de sus seres queridos.
¿Por qué este tipo de lugares en los que pasamos horas difíciles lamentando la muerte de un familiar o amigo no se han preocupado por la experiencia que nos brindan?
La mayoría de funerarias además de no cumplir con los estándares mínimos de calidad son muy silenciosas y lúgubres, huelen extraño y cuentan con decoraciones frías, feas y viejas.
Que diferente sería si estos recintos aplicaran marketing sensorial. Tan solo un poco de psicología del color, buena iluminación, mobiliario cómodo, música de fondo agradable y/o sonidos ambientales acompañados de un aroma que nos provoque relajación y confianza. Todo esto acompañado un buen servicio de cafetería.
Estas son solo algunas ideas rápidas, pero en lo persona considero que en el negocio de la muerte hay una importante área de oportunidad.
Recordemos que esta demostrado que compramos experiencias y no productos y servicios. Sería excelente que las funerarias hicieran un poco para que la difícil experiencia de despedir a un cercano sea lo menos triste y posible.