Propaganda Política mexicana o cómo NO hacer BTL
Por Jaime Torres Fidalgo
Antes que nada una disculpa Estimado Lector, por poner “propaganda política” cuando la palabra propaganda lleva implícito el hecho de que se trata de un esfuerzo de comunicación político. Aclarado este punto, entremos en el tema.
Cada vez que hay elecciones políticas en nuestro país, me aterra hacerme a la idea de que veré durante “meses” toda esa basura que afecta todavía más a nuestro entorno. Lo veo en postes de luz, paredes, parques, automóviles y en toda parte donde se les pueda ocurrir, con los mismos mensajes insulsos de siempre. Medium shots de políticos o gente conocida que ahora ha decidido dedicarse a la política porque reditúa bien. Los mismos temas y ahora los de moda: seguridad y empleo (sólo dos, ¿se fijan?).
Si echamos un vistazo atrás, vemos que la comunicación política mexicana no ha evolucionado en nada, y no exagero. Siempre son las mismas caras sonrientes, las fotos de candidatos con su familia, las promesas, los mismos medios de siempre. El problema ahora, es que la eficacia que alguna vez tuvo esa comunicación, se ha acabado. La gente no ve los resultados de las promesas y la credibilidad cada vez es menor. Peor aún, ¿qué empatía puede haber con los candidatos que han llenado de basura propagandística toda tu calle? ¿Con los que te detienen en el semáforo con una falsa sonrisa para pedirte el voto y regalarte un bolígrafo barato?. O bien, los que te invitan a un concierto gratuito en el que invirtieron miles de pesos, cuando todavía hay colinas que no tienen agua ni calles pavimentadas.
Precisamente ahí está el punto. ¿Qué pasaría si de pronto un candidato invierte su cuantioso presupuesto en ayudas sociales realmente efectivas? En llevar pipas de agua a colonias que lo requieren, en generar becas, crear empleos y seguridad (no como promesa de campaña, sino como una acción de campaña). ¿Por qué esperar a ganar para hacerlo, si tienen un ejército de gente que puede ayudar al prójimo y un presupuesto altísimo? Yo votaría por un candidato que demuestre con acciones concretas el porque me conviene votar por él o ella. Por alguien que comunique con hechos, que es una persona preocupada por ayudar y no sólo ganar. Aquí entra el marketing social, tan desconocido por los estrategas políticos. No es dar regalitos, ni dar espectáculos gratuitos, es dejar huella en la sociedad.
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