¡Qué tu marca no acabe junto al pañuelo desechable”¦ en la basura!
Por Jaime Torres Fidalgo
La industria de los artículos promocionales ha cambiado muchísimo en los últimos diez años. Recuerdo cuando los artículos con logotipos impresos no pasaban de ser la clásica pluma Bic, el mouse pad, la pelotita anti-estrés o el insulso llaverito. Si era un artículo bonito y de una marca reconocida (Nike, Adidas, Coca-Cola) lo guardábamos, si no, se quedaba sin cumplir su misión en algún rincón propio del olvido.
Hoy en día, en la mayor parte de los casos no ha cambiado mucho. Me parece increíble como a estas alturas del progreso de la mercadotecnia, muchas compañías todavía siguen tomando a los productos promocionales sólo como un “regalito” para que sus clientes potenciales no se olviden de ellos y quizá hasta los consideren en alguna decisión futura. Pero también y afortunadamente, las nuevas mentes que están detrás de toda esta gran industria, se han puesto en el lugar de sus receptores, y notado de que más allá de lo barato, también cuenta la practicidad y la originalidad para crear un buen impacto.
Porque no es lo mismo regalar a un buen cliente un juego de artículos chinos de papelería con nuestra marca, que un práctico dispositivo USB que además contenga información de nuestros productos o servicios. O si nuestro presupuesto no nos lo permite, en lugar de regalar esa típica pluma barata, por qué no un pequeño block de notas con frases o información clave de nuestro producto o servicio (valores agregados y ventajas competitivas, datos de contacto, etc.). También, ¿Por qué no regalar un artículo que sea particularmente útil para nuestro mercado meta? Un claro ejemplo está en la industria farmacéutica. ¡Cuántos de nosotros hemos visto en el escritorio de nuestro doctor algún artefacto médico con una marca de medicamentos!
Nadie se pondrá una playera con una marca de galletas por ejemplo, a menos que sea para lavar su coche, pintar su casa o dormir. O tendrá en la sala de su casa un portarretratos con la foto de su esposa y la marca Viagra (bueno, no meto las manos al fuego por nadie). Pero con gusto ciertos segmentos de mercado aceptarán una pelota de Golf (con lo que se pierden) o un original y bien hecho tarro con alguna frase emotiva o humorística (no cursi y que no baje de esa delgadísima línea del buen gusto).
En resumen, la marca podría ser lo de menos. Si logras un buen impacto y que la originalidad del producto pueda generar atención y aún más; boca a boca, entonces la gente buscará tu marca. Recordemos que lo que damos, es inevitablemente una imagen de lo que queremos expresar. Marcas corrientes regalan siempre productos corrientes e inservibles. Las buenas marcas no dejarán de sorprendernos. Estas diferencias son claramente visitas en cualquier expo o feria comercial de buen tamaño. De todos los artículos promocionales que te han dado ¿cuántos realmente te han llamado la atención? ¿Cuántos no has perdido en menos de cinco días?