La primera pregunta sería: ¿por dónde empezar? Me parece que no todos tienen la habilidad para encontrar inmediatamente la puerta. Sobre todo, cuando reconocemos que hemos vivido en un mundo lleno de competitividad y agresividad corporativa.
Le segunda pregunta sería: ¿y así quieres vivir toda tu vida? La respuesta para muchos: “si estoy bien para que le muevo”, respuesta automática a no querer profundizar.
Pero, ante un mundo tan competitivo como hemos platicado y un confinamiento que nos avienta rotundamente a pensar en el New Normal, nos evoca a reflexionar como profesional nuevamente y tomar esa gran oportunidad de pensar diferente, en pro de un mundo mejor y para todos.
Si estás sensible al cambio, y, sobre todo, abierto a reflexionar en el pasado y fortalecer el futuro, deberías entonces pensar en tomar esa asignación que hablan las personas exitosas y a retarte a: ¡Conquistar todo lo que el dinero no puede comprar! ¿Y que podría ser todo eso? Te dejo algunos cuestionamientos para empezar
- ¿Vives la vida? Tan profundamente que te sentirías feliz de saber que hoy puede ser tu ¿último día?
- ¿Crear una sonrisa? Complejo y simple a la vez, la amabilidad, la educación, la aceptación. La gratitud, el humor, la simpleza y sobre todo la paciencia son detonadores que te harán crear carcajadas de quién menos esperabas.
- ¿Motivar a los demás? Una buena idea, no crece si no hay alguien que cree en ella, la comparte y la hace suya, un buen líder te motiva, te impulsa, te convence.
- ¿Compartir entre amigos? Conocer a fondo a una persona te hace más cercana a ella, y por ende, entenderla e inclusive amarla.
- ¿Liderar una canción? El tono, la música, la armonía, todo eso hace que una buena melodía se quede en nuestra memoria y en nuestros corazones, pero más difícil aún es encontrar el balance perfecto para que estos sean perfectos, así es la vida ¿no lo crees?
- ¿Creer en los demás? El confiar, intimar y relacionarte con los demás es un arte, pero mucho más perfecto es poder confiar y creer plenamente. Lleva tiempo, pero se logra casi siempre, y esa confianza prácticamente es inquebrantable.
- ¿Pensar en los demás? No hay nada mejor de un líder que saber que primero está la gente y después él, sin decirlo ni hablarlo, tan solo demostrarlo.
- ¿Acompañas en el viaje? ¿Cuantas veces acompañas a una persona mayor al otro lado de la banqueta? ¿Cuándo le cargas el súper a una dama? ¿Cuándo le dices a tu colaborador: no te preocupes atiende lo tuyo, yo lo hago?
- ¿Conoces mejor a los demás?, finalmente que tanto sabes de los demás, de tu equipo, de la persona de la entrada de tu empresa, del policía, ¡de los demás! Profundiza en ellos, nada es más espectacular que saber que las personas saben de ti.
Tal vez empezando por aquí, sabrás cuanto tienes para comprar lo que nadie puede.
Finalmente, esta asignación parece dictada por algún religioso o motivador personal, pero no es así. Nos hemos alejado de las “buenas formas” y “el buen vivir” por querer vivir “más rápido” y honestamente, nada que ver.
Conozco a verdaderos líderes que se preocupan por los demás, que son educados, que siempre están pensando en un bien común más que en el personal. Y por eso y otras cosas trascienden en la historia de los demás.
Imagínate dentro de varios años, retirado, comiendo en un restaurante, en eso entra una familia a sentarse a una mesa, el jefe de la familia te ve, murmura a su pareja; tienes dos opciones; la primera: Esta persona apresura el paso, toma de la mano a su pareja y murmura: ahí esta ese odioso, que nadie lo quiso, ojalá le dé dolor de estómago.
La segunda: La misma persona, toma de la mano a su pareja y familia, los conduce a tu mesa y les dice: Hijo, Él es la persona que marcó mi vida y de la cual te he hablado antes.
La respuesta ustedes la tienen, no hace falta maltratar a los demás si al final habrá siempre alguien que nos juzgue por lo que hacemos. De esta manera, es como los grandes líderes cuidan su imagen.
Y tú, ¿Cómo construyes tu imagen?