Bodega Aurrera ha puesto un tema sobre la mesa por demás interesante: A partir de hoy la Mamá Lucha que conocemos se quita la máscara y en lugar de su traje verde lleva puesto un atuendo que denota una clase social más alta.
El argumento del retailer es que la renovada imagen de su famoso personaje fue para adaptarse a la nueva realidad de las mujeres mexicanas.
“La nueva campaña está basada en los resultados de un detallado estudio que revela que en la actualidad conviven tres perfiles de mujeres mexicanas con diferentes características, pero que tienen como común denominador el enfoque en el bienestar de su familia y seres queridos”, dio a conocer el retailer.
De acuerdo con dicho estudio, los perfiles de las mujeres se pueden ubicar en: las ‘tradicionales’, cuyo interés principal es la familia y el hogar; las ‘multirol’, que se concentran en cumplir con sus diferentes papeles y responsabilidades, y las mujeres ‘flexirol’, que buscan un equilibrio entre el deber ser y sus intereses personales.
No obstante el detalle es que la imagen de Mamá Lucha representaba a la mujer “luchona”, que busca no sólo los mejores productos para su familia sino que lucha por ella. En la nueva imagen vemos a una mujer más sofisticada que incluso puede representar a un perfil socioeconómico diferente.
La pregunta es, si esta imagen realmente logrará identificarse con los diferentes perfiles que visitan diariamente las 1,717 unidades de Bodega Aurrera.
De acuerdo con la investigación del retailer, a pesar de las diferencias entre cada uno de los tipos de mujeres, lo que permanece como una constante, en cualquiera de los grupos señalados, es el interés en los hijos y su motivación por darles lo mejor, así como la preocupación por sacar adelante a la familia y protegerla de riesgos.
Otra característica común que destaca entre los diferentes grupos descubiertos en el estudio, es que las mujeres se alejan cada vez más de la cultura del sacrificio y la abnegación, para adoptar un pensamiento orientado hacia el esfuerzo, con objetivos claros para lograr una diferencia, lo que implica una mayor asertividad en cualquiera de sus metas diarias.
Datos del INEGI indican que las jóvenes mujeres mexicanas, con hijos y líderes de familia, de entre 15 y 40 años de edad, registran una tasa de participación del 42.2% en el empuje de la economía del país. De éstas, el 97% combina trabajo remunerado con las tareas domésticas y lidera la administración del gasto familiar.
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