Desde la creación de las máquinas los humanos hemos soñado con la Inteligencia Artificial. Máquinas que logren realizar tareas con un pensamiento crítico basado en el conocimiento configurado y el constante aprendizaje. También podemos definir la Inteligencia Artificial como el proceso de transformar dichas máquinas – que hasta ahora son herramientas – en partners que ayuden a hacer más sencillo cualquier reto.
Al principio, las órdenes e instrucciones que recibían las máquinas eran bastante específicas y sencillas; como prender o apagar una luz, llamar a un contacto, hacer una búsqueda en internet. Con el paso del tiempo, la IA comenzó a tener un poder de decisión y conclusión mucho más autónomo, pudiendo resolver así problemas más complejos de diferentes tipos.
La Inteligencia Artificial juega un papel sumamente importante en industrias como la financiera, política, de seguridad, etc., y la mercadotecnia no es la excepción.
El mundo digital de hoy sería prácticamente impensable sin la Inteligencia Artificial. Cada vez que un usuario está navegando en las diferentes plataformas, está contribuyendo y beneficiándose de una innumerable cantidad de data. Esta data generada por los millones de usuarios día con día y segundo a segundo es imposible de procesar de manera rápida y eficaz para el humano. Aquí entra en juego la Inteligencia Artificial, logrando que el usuario confíe de manera casi natural en lo que las diferentes plataformas le muestran. Al hacer búsquedas, realizar compras, ver películas y escuchar música las plataformas comienzan a conocer al usuario – tanto que a veces asusta – haciendo imposible interactuar con el mundo digital de otro dispositivo o cuenta que no sea la propia.
El machine learning es una de las formas más comunes de Inteligencia Artificial aplicada al marketing. IBM define al machine learning como “una rama de la Inteligencia Artificial (IA) y la informática que se centra en el uso de datos y algoritmos para imitar la forma en que los humanos aprenden, mejorando gradualmente su precisión”. Lo que quiere decir que, entre más interacción, mayor conocimiento. El mejor ejemplo es Google. Si el usuario entra al buscador número uno del mundo y escribe “restaurantes gourmet” obtendrá una lista de resultados de acuerdo a su historial y ubicación. Mientras el usuario navega en páginas de restaurantes de nivel socioeconómico alto, esto se irá guardando en el cerebro de Google. Ahora, si el mismo usuario busca “coches 2022” Google comenzará a mostrar marcas de gama alta debido a que aprendió que el usuario está interesado en productos “elite”.
La personalización dentro de estas plataformas – en las que hacen sentir a sus usuarios entendidos – es gran parte de su éxito. Los apartados “just for you”, “for you”, “based on your interests”, etc son los más visitados dentro de las plataformas. A todos nos gusta sentirnos consentidos, aunque sea a través de una computadora o televisión. Esta personalización está llegando al mundo físico, ya es posible – mediante cámaras y sensores – detectar los datos demográficos del consumidor para así ofrecer productos que estén targeteados específicamente para sus características.
Aunque a veces la aplicación de la Inteligencia Artificial parezca difícil y compleja de usar, el 85% de los líderes en el área del marketing usan por lo menos una aplicación relacionada con el tema. Mientras que para fines del 2021, el gasto global en hardware, software y servicios de inteligencia artificial superó los $340 billones de USD, según un pronóstico de IDC. Lo que señala que la relación del marketing y la IA crece aproximadamente un 180% por año. Más pronto de lo que creemos llegaremos al punto en dónde cada acción de marketing de las empresas contará con el apoyo de la Inteligencia Artificial.
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