Como mencionábamos en otros artículos, el e-commerce es una modalidad comercial que está tomando cada vez más impulso. Por ejemplo, de acuerdo con el blog de Linio, en 2015 se registraron ingresos por la cantidad de 1, 670 MMDD en todo el mundo, mientras que para 2019 se tiene proyectado que haya 3,578 MMDD. Sin embargo, no todas las transacciones electrónicas que se hacen son iguales. Dos de las más populares son B2B y la B2C, acerca de las cuales te platicaremos con más detenimiento en las siguientes líneas.
De acuerdo con Sixto Arias en Google Actívate, aunque existen más tipos de comercios electrónico, como ya lo hemos expuesto en anteriores artículos, dos de los más conocidos y frecuentes son el B2B (business to business: negocio a negocio) y B2C (business to consumer: negocio a consusumidor). Empero, existen importantes diferencias entre uno y otro.
El e-commerce B2B es aquel que se hace entre negocios. Esa es la idea básica. Por ejemplo, si hay una tienda de mascotas que hace ropa para perros, posiblemente compre los materiales para hacerlos con sus proveedores. Una de las grandes ventajas con las que cuenta es que se puede tener un mayor control en el proceso de facturación. Otro de los motivos por los que comúnmente son usados por las compañías es porque se puede llevar un registro más minucioso de los proveedores y los distribuidores, así como de la cantidad de productos que se espera realizar con aquello que se compran. Finalmente, en sinergia, provoca que haya una mayor productividad.
Sixto Arias menciona que una de las plataformas que utilizan frecuentemente las empresas es Aquanima, cuyos casos de éxitos, de acuerdo con el propio sitio electrónico de este e-commerce, se han reportado principalmente en el sector de las telecomunicaciones. A sitios como estos se le conoce como e-procurement.
En cambio, el e-commerce B2C es aquel que se realiza directamente entre una empresa y un comprador final. Un ejemplo de esto pasa mucho con la adquisición de los contenidos, por ejemplo, la música o las películas, como con Spotify o Netflix. Uno de los grandes beneficios con los que cuenta este tipo de comercio electrónico es la seguridad al momento de la compra, pues sólo la empresa (que regularmente cuenta con candados para que sólo ella puede acceder a esos datos) dispone de la información para automatizar los cobros.