Uno de los principales retos a los que se enfrentan en su día a día las empresas es a deshacerse de los tiempos verdaderamente muertos (que, ojo, no deben confundirse con las horas de descanso o los espacios de relax que requieren los colaboradores para su adecuado desempeño), con la finalidad de ser más productivos. Muchas veces, el incrementar la productividad depende de un esfuerzo individual de cada empleado. ¿Cómo poder lograrlo? En las siguientes líneas mencionaremos algunos de los puntos más importantes respecto a este tema.
Una de las maneras en las que individualmente se puede incrementar la productividad es por medio de la organización. Por más o menos trabajo que tenga un colaborador, es necesario que orden las tareas de mayor a menor esfuerzo y de mayor a menor prioridad. De este modo sabrá qué entregar primero y qué es lo que puede esperar un poco para su realización.
Para aumentar la productividad individual de un colaborador es necesario que éste identifique qué es lo que más le está quitando más tiempo en su día a día y que, al mismo tiempo, lo está retrasando en sus tareas cotidianas. Habrá que hacer un reacomodo general de actividades de tal modo que se le dé un mayor peso a las que son relevantes. Incluso, si el empleado se enfoca que terminar primero sus obligaciones, por sí sólo surgirán los tiempos de descanso.
Respecto a este punto de la organización de tiempos se recomienda generar un cronograma para fijar las tareas que se tiene pendientes y el tiempo que se les puede destinar.
Otra de las herramientas que ayudan a mejorar la productividad es hacer listas con los pendientes que se tienen que hacer. Esto es de gran ayuda para visualizar qué es lo que hace falta y no perderlo de vista.
Fijarse metas diarias también es de gran utilidad para incrementar está métrica. Esto funciona especialmente con las tareas que se tienen que hacer de manera cotidiana. Si se les establece un horario fijo es mucho fácil trabajar con ellas.