Siendo la atención la capacidad que tenemos de enfocarnos en una actividad. Es un elemento finito y que cada vez se encuentra más saturado debido a la enorme cantidad de estímulos que recibimos.
Incluso en cuanto a contenido, hay cada vez más a nuestro alcance y se renueva constantemente, haciendo más difícil seleccionar el adecuado y desarrollando ansiedad cuando no podemos consumirlo todo.
Cuando era niño y pedían una tarea histórica, uno consultaba la enciclopedia que había en casa o compraba una monografía y en la escuela terminabas con tareas de fuentes similares y las mismas ilustraciones.
Hoy es muy fácil que cualquier niño consulte internet, use un buscador para encontrar respuestas diferentes y una multitud de ilustraciones para sus trabajos.
Lo mismo ocurre en la televisión, antes si te perdías tu programa favorito, prácticamente lo hacías para siempre y tenías que esperar pacientemente a la siguiente semana para ver el próximo capítulo.
Hoy hay fenómenos como el binge watching (ver series de televisión completas o varios capítulos seguidos) que transforman la forma de consumir el contenido.
Ya no tenemos que esperar al siguiente capítulo, aunque esto tiene un par de consecuencias negativas.
No nos damos tiempo para reflexionar sobre lo que vemos, digerirlo de alguna forma, es demasiado, el otro efecto negativo es la especie de resaca o malestar que nos provoca cuando se termina una serie a la que estábamos enganchados.
Estar conectados todo el tiempo para trabajar o estudiar hacen que nuestra concentración disminuya en gran medida, aunque tenemos la sensación de que hacemos más o somos multi-tareas.
La mayoría de nosotros ahora ve televisión con dos o tres pantallas a la vez. La TV, el celular y una tableta que están al alcance de la mano, podemos consultar información del programa o revisar algún meme mientras vemos el programa, incluso si no tiene comerciales.
Cuando trabajamos, tenemos internet y la tentación de ver qué novedad hay en Facebook, recibimos una notificación en Twitter acerca de una noticia nueva, alguien nos manda un mensaje de Whatsapp para hacernos una pregunta, recibimos una notificación de chat en la computadora de alguien que necesita un dato que tenemos, un compañero pasa y nos saluda, se queda comentando acerca de la nueva película que vio, cuando termina buscamos más datos acerca de la trama de la película en Google y así pasa nuestro día.
Según un estudio de NYMag.com, es suficiente una distracción de 3 segundos para que perdamos la concentración sobre lo que estamos haciendo. Esto afecta también al contenido de marketing, que debe competir por un espacio de atención.
Los mensajes de marketing deben ser:
- Atractivos, para atrapar la atención.
- Breves para dedicarle tiempo a verlo o leerlo.
- Claros para que el mensaje lo entienda todo el público de forma fácil.
Los resultados de la prueba PISA para México nos muestran que la mayoría de los jóvenes de 15 años tienen una pobre capacidad de lectura, lo que los hace incapaces de encontrar la idea principal de un texto fácilmente.
Por lo tanto, no sólo debemos tomar en cuenta la atención, que se encuentra dispersa en demasiados canales y la abundancia de contenidos. Es también importante desarrollar el mensaje o copy usando una estructura breve y con lenguaje accesible y de fácil comprensión.
Aunque esto no quiere decir que todo el contenido debe ser corto, simple y usando las mismas palabras.
El contenido interesante y relevante siempre es atractivo.
Lo que sí debemos hacer es investigar a nuestro público objetivo antes de empezar a escribir, conocer más de sus hábitos de consumo de medios, canales y con base en eso, desarrollar el contenido como una jornada, con elementos que vayan desde el descubrimiento, conocimiento y confianza en la calidad de lo que ofreces.
Cada pieza de la jornada de contenido debe tener cualidades aptas para ir creando interés en los usuarios, enfocado en el objetivo final de tu estrategia de marketing.
