Los grandes éxitos no tienen una fecha de caducidad, sino ciclos de vida. Es un hecho que muchas de las promociones que vemos hoy en día, son éxitos de antaño que toman un segundo aire.
En la música y en las películas es muy frecuente. Los famosos “covers” y las historias que alguna vez engancharon con fuerza, resurgen para las nuevas generaciones. Fórmulas probadas que gracias a su originalidad y calidad, son también atemporales. En la moda, por ejemplo, una gran cantidad de estilos se repiten o surgen con pequeños detalles innovadores, pero retornando con la mayor parte de su esencia.
El mundo de la comunicación below the line no es una excepción. Gran parte de las estrategias promocionales que se realizan hoy en día, también se llevaron a cabo en el pasado, aunque ahora revitalizadas por la tecnología y una mejor comunicación visual.
Ejemplos existen muchos, desde los famosos “Tazos” de Sabritas, que ante el éxito obtenido no dejaron de salir con pequeñas variantes o diferentes licencias, o el famoso caso de los “pepsi-lindros”, aquellos recipientes para bebidas que aún hoy en día seguimos llamando igual.
Otra gran acción que ha resucitado es la de los famosos cascos de futbol americano como recipientes para helado. A principios de los años ochentas la extinta Danesa 33 sacó al mercado pequeños cascos coleccionables en medio de una gran euforia por dicho deporte. Hoy, más de treinta años después, Nutrisa repite la misma fórmula, probablemente apostando por aquella nostalgia e intentando cautivar a las nuevas generaciones con un obsequio que no habían visto.
Por otro lado, hace un par de años diversos medios publicaron la noticia del regreso de Burger Boy, la famosa cadena mexicana de hamburguesas que dejó de operar en nuestro país pocos años después de la llegada de McDonald’s. Dicho retorno se anunció precisamente para este 2017, con el fin de avivar la nostalgia de esos ayeres y captar a un mercado que ahora llevaría a sus hijos a vivir la misma experiencia que éste tuvo en sus primeros años.
Así que, quizá tu próxima estrategia no necesariamente tenga que buscar el hilo negro, sino hilar alguno que resultó un exitoso en el pasado, para revitalizarlo y resucitarlo. Esto lo supo muy bien Disney cuando compró la licencia de Star Wars por 4 mil millones de dólares. No se trataba sólo de adquirir la licencia más exitosa de todos los tiempos, sino de recurrir a la nostalgia de quienes ahora son padres y vieron las tres primeras cintas cuando tenían justo la edad de sus hijos.