El reciente hackeo a Petróleos Mexicanos (Pemex) es un claro ejemplo de cómo se llevan a cabo los ataques cibernéticos en contra de entidades gubernamentales, que aunque mucho se intentan, nunca se han logrado concluir.
Al respecto, Pablo González, presidente de la Asociación Mexicana de Empresarios Gasolineros, señaló que el ataque afectó el portal de logística bajo el que los empresarios de Pemex realizan los pedidos, añadiendo que truncó el buen funcionamiento de las operaciones.
Por su parte, Pemex compartió un comunicado a través de sus redes sociales, en el que confirmaron que “la empresa productiva del Estado recibió intentos de ataques cibernéticos”, añadiendo que habían sido neutralizados al momento y de forma oportuna, por lo que solo se afectó el funcionamiento de menos del 5 por ciento de los equipos de computo personales.
Así mismo, Pemex pidió cesar con los “rumores y comunicado apócrifos”, asegurando que el inventario y el abasto de combustibles, así como su gestión oportuna, no dejaron de ser una garantía por los ataques.
Rocío Nahle, secretaria de Energía, también comunicó a través de su cuenta de Twitter que el país cuenta con suficiente combustible, exhortando a sus seguidores a no actuar ante comunicados “no oficiales”.
Por otro lado, Kroll, la compañía de soluciones de mitigación de riesgos y ciberseguridad; señaló durante el 2018 que los ataques cibernéticos ransomware estaban en aumento, por lo que tanto el sector privado como las entidades gubernamentales de México, estaban en riesgo de convertirse en víctimas.
Ante la alerta, estas entidades particulares y del gobierno, debieron trabajar en la protección de sus datos con el objetivo de no enfrentarse a una amenaza del tipo.
Incluso después del anuncio de Pemex con respecto al reciente ataque, Miguel Ángel Medoza, investigador de seguridad de ESET, comentó que este acontecimiento debe ser considerado por otras entidades como una señal de alerta