En 2013 el apparel retailer Hugo Boss fue acusado de negligencia por la muerte de un niño dentro de su probador de una de esas tiendas de Reino Unido, pues le cayó un espejo que estaba mal colocado.
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El día de hoy un tribunal inglés decidió multar al retailer con 1.8 millones de dólares, ya que las medidas de seguridad no estaban debidamente seguidas por la tienda, lo que ocasionó que un espejo de 120 kilos cayera sobre el menor causándole heridas de gravedad que lo llevaron a la muerte 4 días después del accidente.
“Debería haber sido obvio para cualquiera. Era un milagro que no se hubiese caído hasta el momento”, dictaminó Peter Ross, juez del caso que reiteró la negligencia de la marca de lujo.
Ante esta sentencia, Hugo Boss emitió en su sitio un comunicado, señalando que el accidente “impactó y entristeció” a la empresa.
“No hay palabras que la compañía pueda usar para aliviar de algún modo el enorme sufrimiento causado a los padres de Austen. Ofrecemos nuestro más sincero arrepentimiento y nuestras disculpas”, afirmó el retailer.