Amazon, el gigante del eCommerce, se ha convertido en el centro de atención en una peculiar controversia. Recientemente, la empresa fue acusada de vender supuestas bebidas energéticas que contenían un ingrediente muy poco convencional: pis (orina) de sus propios empleados. La noticia, que parecía una mala broma, sorprendió a muchos, pero al profundizar en la historia, resalta la postura de Amazon.
La historia comenzó cuando el periodista británico y Director Oobah Butler se propuso exponer la realidad de trabajar para Amazon en su documental “The Great Amazon Heist”. Para ello, ideó una artimaña audaz. Butler comenzó a recolectar botellas de plástico abandonadas por los empleados de Amazon en las inmediaciones de los centros de distribución, tanto en el Reino Unido como en los Estados Unidos. Estas botellas, en lugar de desecharse, se convirtieron en el elemento clave de su plan.
El documentalista llenó estas botellas con una bebida energética de limón, a la que llamó “Release”, y las incluyó en el catálogo de Amazon. Sorprendentemente, este proceso no fue tan complicado como podría pensarse. Inicialmente, Butler listó estos productos en la categoría de “dispensadores de bomba recargables”. Sin embargo, el algoritmo de Amazon no tardó en reubicarlos en la categoría de bebidas, lo que atrajo la atención de la compañía.
La respuesta de Amazon no se hizo esperar, y un representante de la empresa se puso en contacto con Butler, ofreciéndole los servicios de logística de Amazon para empaquetar y enviar estos productos. Sin embargo, lo que es esencial destacar es que ninguna de las botellas con “ingrediente sorpresa” llegó a venderse al público. Butler confesó que pidió a algunos amigos que compraran el producto para probar su teoría, asegurándose de que ningún otro consumidor resultara afectado por su experimento.
El ingenioso plan de Butler arroja luz sobre las difíciles condiciones laborales que enfrentan los repartidores de Amazon. Para filmar su documental, se infiltró en un centro de distribución de la empresa en el Reino Unido, donde los empleados compartieron sus luchas diarias. Entre los problemas reportados se encuentran la falta de aire acondicionado en áreas sin ventilación y la constante vigilancia, aspectos que afectan negativamente la experiencia laboral.
Uno de los aspectos más impactantes del documental es la política restrictiva que impide a los trabajadores realizar pausas para ir al baño. En un entorno donde la eficiencia y la rapidez son cruciales, los repartidores se sienten obligados a tomar medidas extremas, como orinar en botellas de plástico, para cumplir con sus rutas de entrega. Esta práctica ha sido un secreto a voces, con informes que datan de marzo de 2021, donde empleados confesaron que hacían sus necesidades dentro de las furgonetas debido a la falta de opciones.
Amazon se defiende
Ante esta acusación que podría resultar perjudicial para su imagen, Amazon ha negado rotundamente las condiciones laborales descritas en el documental. La empresa recurrió a sus cuentas de redes sociales para desafiar la veracidad de estas afirmaciones. “Realmente no crees lo de orinar en botellas, ¿verdad? Si eso fuera cierto, nadie trabajaría para nosotros”, declararon en una de sus cuentas de Twitter.
James Drummond, portavoz de Amazon, calificó la acción de Butler como un “truco burdo”. Aseguró que la empresa cuenta con “herramientas líderes en la industria” para evitar que se incluya contenido inseguro en su catálogo.
Si bien el caso de las botellas con orina puede considerarse un ardid publicitario, no se puede subestimar la importancia de exponer las duras realidades laborales que enfrentan muchos trabajadores en el mundo actual. La controversia nos recuerda la necesidad de prestar atención a las condiciones laborales y promover un entorno de trabajo seguro y saludable para todos.
Otras notas que también te pueden interesar:
Cabinas para manejo del estrés, la estrategia que Amazon aplica a sus empleados
