¿Alguna vez un aroma los ha hecho revivir un momento de su pasado?

Cada vez que olemos algo nos llegan mensajes al subconsciente y el cerebro lo relaciona con las primeras veces que percibió dicho aroma.

Este atributo fisiológico del olfato es mejor conocido como “El Efecto Proust”, en honor al reconocido escritor francés, Marcel Proust, que recreó una situación olfativa su novela “En busca del tiempo perdido”. En dicha novela Proust nos cuenta como el olor de una magdalena mojada en té le hacía volver de golpe a su infancia.

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El olfato es el más subjetivo, misterioso y excitante de los sentidos, puede sorprendernos donde menos esperamos, y es capaz de abrir una ventana que creíamos cerrada para siempre.

Lamentablemente el acelerado estilo de vida que llevamos hoy en día nos ha hecho sobreponer la vista ante el resto de los sentidos. Por ejemplo; cuando vamos caminando por la calle y nos encontramos con una bonita flor, normalmente decimos: Ya “viste” que bonita flor! No nos detenemos a olerla para decir: Ya notaste que rico “huele” esta flor!

A diferencia de los animales, los seres humanos confiamos más en lo que vemos que en lo que olemos. Sin embargo, la conclusión más interesante asociada al efecto Proust es que los recuerdos evocados a través del olor son más detallados que los desencadenado por otros estímulos sensoriales.

Martin Lindstrom, afirma con un estudio de neuromarketing que el 80% de los hombres y el 90% de las mujeres confiesan haber tenido memorias vívidas y que han desencadenado emociones provocadas por un olor.

Cada vez que olemos algo nos llegan mensajes al subconsciente y el cerebro lo relaciona con las primeras veces que percibió dicho aroma. Por ejemplo; el aroma a café nos provoca ganas de estar teniendo una charla con nuestros seres queridos, debido a que las primeras veces que percibimos este aroma, seguramente estaban nuestros padres tomando una taza de café con algún familiar o amigo.

Se dice que el aroma a anís nos recuerda a nuestros abuelos, el aroma a goma para borrar nuestra infancia, el aroma a bronceador nuestras vacaciones en la playa y así sucesivamente. Cada recuerdo es asociado con una aroma.

Las marcas que utilicen marketing olfativo quedarán registradas en nuestra memoria olfativa para no ser olvidadas nunca.

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