¿Cuantas veces en nuestro trabajo nos preguntan algo de lo cual no estamos seguros? o ¿cuantas veces estamos en una situación donde no tenemos toda la información a la mano y nos hacen preguntas referente a nuestro trabajo o compañía? Son momentos verdaderamente bochornosos para nosotros y sobre todo para nuestra imagen profesional.
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Es obvio que no sabemos todo y no tenemos que saber todo a cada momento, sin embargo, debemos de cuidar nuestra imagen de la mejor manera y esta se remite a estar de lo mejor enterados de nuestro trabajo, lo que acontece en el día a día de nuestra vida y el mundo que nos rodea.
En muchas ocasiones por querer “salir de paso” cometemos grandes errores en la información que damos y cuando dichos errores salen a la vista (donde es muy común) perdemos toda credibilidad y sobre todo toda oportunidad de ser una “buena fuente de información o referencia en la oficina”.
¿Pero que otros aspectos nos hace vernos débiles en nuestra conversación? Pareciera simple el determinarlo, pero es un hecho que entre más conversemos de un tema en el cual no somos expertos podemos perder interés de la otra parte por nuestra plática.
Por lo cual cuida los siguientes puntos en los cuales te hará ser vulnerable y crear una imagen errónea de ti, y finalmente dicha falta de información o conocimientos debilitará tu imagen.
1. Argumentos en extremo: Cuando tienes que dar grandes explicaciones para convencer en un tema, la misma conversación te hará débil y lenta, busca dar detalles específicos y concluye con un buen ejemplo.
2. Redundar y no llegar al punto: Cuando una persona no sabe enfocarse o dirigirse a un punto en especial, pierde el foco y seguramente se perderá en su conversación o esta tendrá otros matices. Lo cual te hará verte desordenado y sin un objetivo claro, por lo tanto procura llegar cuanto antes al punto que quieres llegar y no te pierdas en el camino.
3. Contestar con otra respuesta: Es obvio que cuando no queremos dar una respuesta, buscamos argumentos alrededor de la misma para acercarnos a ella. Mas allá de presentar una explicación que no te pidieron, te ves nuevamente fuera de foco y sin información para contestar. Por ejemplo: es mejor dar un NO a esperar un argumento de 10 minutos en el cual tarde o temprano la contraparte concluya con una respuesta diferente.
4. Adelantar tu respuesta: Es común que queramos responder cuando la pregunta de tu interlocutor empieza, mas allá de ser mal educado en no esperar a que la otra persona termine e interrumpir, es posible que tu respuesta sea equivocada por no entender el contexto general. Lo ideal es que pienses antes de contestar dos veces. Es preferible hacer una pausa, meditar a verte atropellado y sin contenido en tu respuesta.
5. Intuir y no indagar: El querer adelantarnos a un objetivo en la conversación no es malo, sin embargo, si no investigamos antes sobre la misma o no aprendemos de nuestra intuición y vamos preparados, solamente nos veremos como personas que improvisan.
6. Ser superficial: Este es el resultado de improvisar, se nota cuando no sabes y se nota más cuando solo “tocas la superficie”, infórmate, y si no sabes es mejor aceptarlo, escuchar y proponer dar tu postura después. Te veras responsable, lo cual agradecerán de sobre manera.
Recuerda que cualquier conversación puede parecer frívola y sin importancia, pero hay varias pláticas de pasillo, que te sorprenderá la manera que habla de ti y tu trabajo. Siempre es bueno estar cerca de gente que de una imagen de estar informada, preocupada por su trabajo y en la compañía en que trabaja, de su trabajo diario y sobre todo de la estrategia en la cual esta trabajando.
Finalmente el manejar una buena conversación da una excelente imagen de quien la guía y la trabaja.
Y ¿tú?, ¿cómo construyes tu imagen?