Un punto de venta no necesariamente es un gran retailer, pero no por eso deja de ser una tienda, así que como tal requiere de una gran estrategia de comunicación y de altas dosis de creatividad para hacer que el shopper pertenezca más tiempo en ella.
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Es el caso de dos tiendas que no necesitaron de un renombre para ser grandes puntos de venta y cautivar a su target. En ellas no hay gio’s, tampoco un vasto material POP, mucho menos muchas marcas involucradas, la clave de su éxito está en el uso de la metáfora.
La primera se trata del Alcoholegio, un restaurante bar que se ubica en Tampico, Tamaulipas y que destaca por ofrecer las auténticas clases de “chelas” con la promesa de volver a cada usuario del servicio en todo un profesional.
Lo interesante de este lugar es la manera en como se adaptó el lenguaje para crear algo lúdico pero a la vez muy tentador. Seguro los padres no se quejarán de que sus hijos, con edad suficiente, vayan Alcoholegio.
El segundo es nada menos que un hotel, cuyo nombre es “El Museo”. Este peculiar sitio se ubica justo enfrente del Museo del Chopo, en la Ciudad de México.
Como si se tratara de un lugar clandestino, la entrada frontal al “recinto cultural” es discreta, pues la cubre una especie de jardineras. Al salir del elevador nuevamente hay plantas y arbustos artificiales que evocan una aparente frescura, sino es que un ambiente al natural.
Al igual que el punto de venta anterior, este hotel juega con la comunicación y aprovecha que el Museo del Chopo está justo en frente, pidiéndole a los santos que los jóvenes se equivoquen de museo y pidan una habitación.