El patrocinio es una de las principales estrategias del marketing BTL. Por medio de él, dos marcas pueden apoyarse, pues mientras que una da un ayuda por medio ya sea de dinero o en especie, la otra puede recibir exhibición, lo cual genera posicionamiento de marca. Sin embargo, y como pasa ante cualquier cuestión de manejo de recursos, posiblemente las partes involucradas buscarán tener certeza jurídica. ¿Cómo se puede lograr esto? Por medio de un contrato.
Una de las primeras cosas que deben tenerse en cuenta para establecer un contrato de un patrocinio el patrocinador y el patrocinado deben sentarse (junto con sus abogados, claro) y dejar muy claros todos los puntos que van a involucrar esta acción conjunta entre ambas partes.
El patrocinio puede realizarse en especie, en efectivo o de modo mixto (o sea, con ambos modos). Sin embargo, qué es lo que se va a ofrecer, tanto por parte del patrocinador como por la del patrocinado, debe quedar establecido de modo claro en el contrato, para evitar cualquier inconveniente futuro.
Al formular el contrato de patrocinio, será lo más conveniente mencionar cuál es el tiempo de duración por el que se llevará a cabo el pacto comercial. Sin embargo, como en los puntos anteriores, es muy importante que sea un plazo en el que ambas partes estén de acuerdo.
Otra cuestión importante que hay que considerar al momento de realizar un contrato de un patrocinio, son las sanciones establecidas para el incumplimiento de los términos. En este punto hay que ser particularmente cuidadosos puesto que cuando se fijan límites muy ceñidos, deja poco espacio a las marcas para manobriar dentro del marco legal.
En cualquier caso y para evitar cualquier inconveniente, es importante que, antes de firmar, las partes revisen a conciencia el contrato para evitar dejar cualquier cabo suelto.
