Busco consumidor para amistad y lo que surja”¦
Por Joan Alvares Lamarca
Invertir en publicidad convencional es como pagar por tener sexo. Tan fácil como caro y poco gratificante.
El consumidor ya ve la necesidad de soportar que una marca le interrumpa su serie favorita (simplemente, tiene muchas otras cosas mejores que hacer durante este tiempo), por más que le expliquemos que puede verla gratuitamente gracias a la aportación de esa marca. En el caso de que el consumidor decida tolerar la publicidad, la firma habrá conseguido comprar, por un tiempo, su atención. Y, según esta lógica, como más dinero desembolse más de este tiempo/atención recibirá.
Por el contrario, invertir en below the line es buscar el sexo con amor: más difícil, pero, cuando se logra, mucho más duradero y gratificante. El consumidor ha demostrado que le gustan las marcas novedosas, atrevidas, que se preocupen por ser (o al menos parecer) únicas. Aquí la labor del creativo es seducirle con un mensaje irresistible. El resto ya viene sólo.
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