Tras grandes tragedias, también hay negocios. Algunos que son parte de un fenómeno de Marketing social requerido como una forma de expresar y redimir el dolor. Tal es el caso del Museo del 11 de septiembre en New York, o el del Holocausto en Alemania; pero no son los únicos. También en Nagasaki existe un lugar que refresca la memoria de los consumidores de recuerdos, de souvenirs.
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En el caso de la memoria, también hay un BTL que acerca al cliente a la compra. Lo lleva por el recuerdo histórico hasta que se consume.
Hace unos meses, se podría decir que un familiar viaja a Nueva York y entra a la tienda del Museo del 11 de septiembre para comprar una piedra que supuestamente (o tal vez sí), era parte del ADN de esas dos grandes Torres Gemelas que se desmoronaron en Nueva York.
En el sitio del museo del 11 de septiembre, se pueden observar toda clase de objetos a la venta, desde bolsas hasta joyas conmemorativas.
Si se visita el Museo del Holocausto en Berlín, la tienda también vende objetos promocionales del evento más terrible de la historia: camisetas, fotos, postales, bolsas.