Tal vez muchas veces hemos oído hablar del Below The Line o de los medios BTL, pero a veces no terminamos de comprender exactamente de qué se trata. Más cuando a nuestra cabeza llega otro término muy parecido: el Above The Line (ATL).
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Si las clases de inglés que tomamos desde la secundaria no nos fallan, entre arriba y abajo la diferencia sería la posición, pero en términos de marketing eso no es suficiente para entender el concepto.
Si buscamos una salida fácil podemos recurrir a la wiki de todos los días y que en lugar de llamarse Enciclopedia rápida debería ser la Biblia del estudiante. En estas célebres letras, Below The Line es definida como una “técnica publicitaria que significa bajo la línea y que consiste en el empleo de formas no masivas de comunicación para mercadeo dirigidas a segmentos de mercado específicos”.
En tal sentido, la explicación dada por esta enciclopedia virtual denota que lo contrario, es decir, el ATL, se refiere a las técnicas masivas, por ejemplo las campañas publicitarias que se difunden a través de los grandes medios de comunicación.
La Red Gráfica Latinoamérica añade que el BTL complementa al ATL porque “emplea en su estrategia medios tales como el merchandising, eventos, actividades corporativas, patrocinios, sponsors, promociones, medios de difusión no convencionales y marketing directo”.
De una forma pragmática y sin tanta demagogia, el BTL son todas las técnicas publicitarias que buscan sorprender al consumidor y para ello no espera a que éste se acerque a la marca, sino que la marca va hacia él.
En el BTL se integran nuevos canales de comunicación entre marca-consumidor con técnicas dirigidas a nichos específicos. La creatividad, emotividad, sorpresa, innovación son ingredientes principales en el vínculo que se quiere establecer entre ellos.
La esencia del Below the line es que alberga formas novedosas de contacto para difundir un mensaje publicitario.
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