De sobra hemos visto cómo muchas marcas que se han visto inmiscuidas en una historia relevante (ya sea casual o creada por la propia marca), aprovechan el tren de su inminente propagación para montarse y relacionar su imagen como parte del éxito. Ya sea en un video musical, una noticia importante, un documental o cualquier otro contenido que por sus características garantice ser difundido masivamente.
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También hemos visto como muchas otras marcas han sido víctimas de historias negativas, como aquellos rumores sobre el origen de la carne de McDonalds o los pollos de Bachoco, en las que burdos chismes se difunden cuales teorías comprobadas científicamente.
Pero también están las historias falsas que favorecen a una marca, creadas ya sea por la propia marca o por algún voluntarioso personaje con suficiente tiempo libre y deseos de experimentar hasta donde llega su farsa. Tal es el caso de la historia que en estos días surgió sobre la náufraga que fue rescatada gracias a Google Earth, y que se difundió en redes sociales e incluso en una gran cantidad de importantes medios de comunicación, favoreciendo las ventajas de la famosa aplicación de Google.
La ventaja es que la mayor parte de la gente (y desafortunadamente también de medios de comunicación) no averigua la autenticidad y seriedad de la nota antes de difundirla. Los astutos lo saben y sacan provecho de estos “aliados involuntarios” para propagar eficazmente el mensaje anhelado.
En esta ocasión, se tomó la experiencia y relatos de una experiencia real, la de un náufrago que estuvo cual Robinson Crusoe, perdido en una isla desierta, pero por sólo 60 días. Unos cuantos ajustes bastaron para lanzar la nueva y más atractiva historia, ahora de una mujer, que supuestamente había estado en una isla desierta durante un período de 7 años.
La historia, al parecer publicada en un principio por el portal News-hound.org, que no menciona fuentes y es escueta en relatos verosímiles, cuenta como aquella mujer desamparada dibuja en la arena de la isla un letrero de “S.O.S.” de diez metros de largo, que logró ser captado por el satélite de Google Earth y casualmente visto por un chico en Minnesota, sin más oficio ni beneficio que conocer a través de su computadora el planeta. El chico en cuestión, logró avisar a las autoridades del extraño hallazgo para que un avión rescatará a la ahora supuesta náufraga.
Bien vale la pena analizar este caso para meditar sobre la veracidad de mucha información que encontramos en redes sociales e incluso varios medios de comunicación, de cómo esos simples contenidos espurios benefician, o en la mayor parte de los casos, perjudican a muchas marcas.
Es cierto que el poder de las buenas historias y su actual facilidad para compartirse masivamente, son grandes aliados de las marcas y esfuerzos de comunicación BTL, pero también, cuando los relatos tienen una carga negativa, pueden convertirse en terroríficas pesadillas que habrá que sortear.