¿Qué demonios es eso del Zombie marketing? En esta época, donde la zombie-manía está por todas partes y ha generado millones de fanáticos, hay un lugar donde no tiene cupo: el marketing.
No me refiero al hecho de usar muertos vivientes para promocionar un producto o servicio, Zombie Marketing se refiere a todos aquellos esfuerzos, campañas y mensajes que son lanzados para deambular por toda la ciudad pero que… ya están muertos.
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Contrariamente a como sucede con los famosos zombies de la televisión o las películas, al estar muertos, no logran causar ningún efecto en su target, simplemente están errando por ahí, pero sin mucha suerte. A aquellas acciones que carecen de originalidad y normalmente son viles copias de pasadas acciones BTL, que aunque en su momento fueron exitosas, ya han palmado y dieron lo que tenían que dar.
Así, el “Zombie Marketing” es creado por mercadólogos de medio pelo, con plagios de ideas previas, réplicas de iniciativas que en su momento hicieron historia pero que ahora, al ser obsoletas, mal ejecutadas y malamente adaptadas a una marca, sólo deambulan por las calles, los centros comerciales o las redes sociales, sin impactar a nadie y espantando sólo a los escrupulosos profesionales de comunicación que incidentalmente se topan con ellas.
Para la colaboradora editorial de la página de internet de Forbes en Estados Unidos, Lisa Arthur, existen varias prácticas del pasado que son como inofensivos zombies en tu plan de marketing. Como ejemplo, cita el artículo de Bill Lee publicado en la página Harvard Business Review, quien es más estricto y asocia el Zombie Marketing con el marketing tradicional, asegurando incluso que este último también ya está muerto, fundándose en el hecho de que es iluso tratar de convencer con mensajes tradicionales al consumidor actual, quien investiga primero en redes sociales y reviews fuera de sitios oficiales de los productos, antes de tomar cualquier decisión de compra,
En mi opinión, aunque concedo razón en muchos aspectos a Bill y Lisa, creo que el marketing tradicional siempre será indispensable, pero ahora ya no es suficiente. Lejos de determinar qué herramientas funcionan o cuáles están obsoletas, creo que el punto no es calificar si funciona el medio sino el mensaje.
Un medio no es más que un canal de comunicación que siempre llega a nuestros interlocutores, pero la calidad y relevancia del mensaje es lo que genera que nos abran la puerta, o bien, que nuestra campaña pase de largo como un errante zombie invisible y por tanto, inofensivo. Es decir, se convierta en un “Zombie Marketing”.