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Homenaje al hombre sándwich

Por: Arturo González Salas
Twitter: @Artglez

Nuestra historia comienza en los albores de la publicidad moderna, aunque al parecer la modernidad es un término que confunde, ya sabe, la clasificación de la historia es una labor bastante subjetiva.

Hace tiempo paseando en una librerí­a de viejo me topé con un libro de 1950 titulado Publicidad Moderna, un ejemplar que irrisoriamente me costó $20 pesos, una joya para un merca y un ingreso para aquel negocio, así­ es la vida, un juego de subjetividades, por eso no resulta sorprendente que la modernidad vaya cruzando siglos con la mano en la cintura, sin definir cuándo le surcaremos.

Lo que usted lee es un homenaje a uno de los oficios iniciadores del BTL, aquellos abanderados del mensaje se sumaron a la historia para ser recordados como héroes del comercio y de las herramientas posibles.

Desde el año 1830 en Inglaterra el hombre-anuncio nace como solución a un decreto en contra de la saturación publicitaria (desde entonces se presentaba tal problemática).

En 1913 Julio Camba dedicó un artí­culo a este novedoso oficio, aquí­ un extracto: “La profesión de hombre sándwich no es muy lucrativa, pero es filosófica; es de una filosofí­a escéptica y peripatética, que se aviene muy bien con todos mis principios. Antes de endosar la chistera del business-man e irme a trotar por las calles de la City, yo prefiero ponerme un cartel en el pecho y otro en la espalda y pasar lentamente por Picadilly y Regent Street. El cartel yo puedo soportarlo; al fin y al cabo, un cartel es publicidad; cuando me encarcelen, me haré cargo de que me he trasladado de las primeras a las últimas páginas de la prensa. En cambio, esa odiosa chistera que se pone aquí­ todo el mundo para ir a la City, yo no la aceptarí­a nunca.”

El texto de Camba nos invita a encontrar un significado social y filosófico, muchos autores señalan este oficio como una precaria y denigrante estrategia publicitaria. La adopción, su proliferación y variantes nos invitan a analizar cada caso en lo particular.

Sus principales opositores destacan la obstaculización del tránsito peatonal, lo denigrante del oficio y lo poco efectivo de su uso. Muchas de las personas que trabajaron o que laboran en este campo, han prestado sus servicios con la dignidad que provee cualquier empleo, las lí­neas de Camba hablan de la doble moral del hombre de negocios, para justificar el esfuerzo de aquellos que operan los planes de mercadeo con la intensión básica de abastecer sus necesidades.

Sin embargo, al hablar de necesidades nos topamos con tesis complejas, dueños del capital o subordinados a él, debemos tener un pensamiento crí­tico de los diversos escenarios.

Esta colaboración es más un acto de gratitud que de crí­tica, por tal razón me concentro en dar a conocer sus antecedentes y significados, la finalidad es entonces reconocer esta herramienta para en lo conveniente hacer uso de ella.

En la actualidad vemos refrescado este ingenioso instrumento con propuestas como las realizadas por empresas de telefoní­a celular, las cuales acompañan el emparedado con la estrategia de venta de tarjetas y un vestuario de alto impacto. Hablando de telefoní­a, también hemos visto los hombres-caseta, los cuales ofrecen el servicio de llamadas a bajo costo, adjuntando así­ a la propuesta inicial un servicio móvil y de atención personalizada.

Los ejemplos son variados, al parecer el hombre-anuncio no se encuentra en peligro de extinción, le ubico más bien en proceso de evolución, a pesar de que en este proceso nos encontremos con personas que han tatuado su marca en la nuca o frente, jóvenes que portan cinturones o playeras con pantallas anunciantes, edecanes semidesnudas ofertando la tentación o verdaderos embajadores del mal gusto como aquellos que parecen un collage de marcas en su vestimenta, patrocinadores entonces de la estridencia.

Finalizo con unas lí­neas de un reconocido artista argentino Federico Peralta Ramos, quien se atreve a destinar sus letras un tanto poéticas al oficio que causa opiniones encontradas, pero que sin lugar a dudas ha sido un referente para la historia de la publicidad y de lo que ahora llamamos BTL: “Hombre sándwich, tu oficio es muy peligroso, muy peligroso y provocativo”¦Un dí­a de estos algún muerto de hambre, un caní­bal urbano, que cada vez son más, se dará cuenta de tu presencia, y ahí­ mismo sin más te querrá devorar…”

 

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