Por: Erika Fonseca
Twitter: @erfonseca
email: erika.fonseca@greygroup.com.mx
Cada día que pasa, la distancia entre las diferentes disciplinas del diseño se hace más corto. De pronto, un concepto creativo se convierte no solamente en una imagen gráfica sino literal en todo un concepto. Este es el caso de los eventos.
Integrar un concepto creativo para un evento no es nada fácil; hay que tomar en cuenta muchas caras, muchos significados y muchos objetivos que se conjuntan en una sola ejecución. El primer punto es definir el concepto creativo. Una vez definido, podemos dar rienda suelta a la imaginación para integrar en la misma propuesta todo lo imaginable: desde el momento en que el usuario o invitado recibe la invitación, hasta la clausura del evento. Claro, tomando en cuenta que tengamos todo el presupuesto disponible que cubra todo lo que imaginamos.
El primer paso
Entonces es cuando la reflexión llega: un concepto creativo es mucho más que un concepto gráfico. Hay muchas variantes de una misma idea que pueden o no tener distintos significados y que convergen en un solo evento. Y, al menos a mí, me impacta.
El diseño no es más una disciplina segmentada, justo como otras tantas, creo que debemos de convertirnos en profesionales multidisclipinarios. Un diseñador, ya sea industrial, gráfico, de moda, de interiores, hoy por hoy se convierte en un creativo que lejos de ser especialista en algo, debiera ser un ser multidisciplinario y actualizado para poder ofrecer e implementar soluciones creativas que tengan muchas más facetas que la que manejan de manera precisa.
Entonces, la clave para crear eventos creativos tiene que ver con cualquier proceso creativo desde el punto de vista formal: intersectar los ejes de los elementos significadores para que los usuarios lo entiendan de manera simple y natural.
Un evento tiene que envolver, cautivar y romper esquemas dentro de los consumidores.
Para lograr esto, hagamos un análisis profundo de los puntos de contacto y pensemos fuera del círculo -o cuadrado-
Hasta la próxima.