La creciente población de consumidores conscientes, inversores de impacto e individuos, están ayudando a marcar el comienzo de una nueva era del capitalismo. La gente se está dando cuenta de que no podemos confiar solo en el gobierno y las ONG para solucionar nuestros problemas, y que las empresas y la cultura se están convirtiendo en herramientas para crear un mundo mejor.
Por primera vez en la historia, las marcas están desempeñando un papel crucial para abordar los desafíos globales sin precedentes que enfrentamos. Una conscious brand se guía por sus valores, propósito, misión y visión. Estos principios informan las decisiones que se toman, creando un sentido claro de dirección interna.
Las conscious brands están tan comprometidas con los resultados sociales y ambientales positivos como con las ganancias y la autoconservación. Un ejemplo de esto es IKEA y su más reciente lanzamiento en México: BLÅVINGAD, la nueva colección de peluches y textiles que busca sumergir a los niños y jóvenes en el emocionante mundo marino, a través del reciclaje del material más contaminante en los océanos, promoviendo pequeños, pero firmes pasos en el consumo responsable de productos sostenibles.
BLÅVINGAD es el resultado de la información obtenida en el Panel Asesor de Niños de IKEA 2020, donde niños de entre 4 y 14 años mostraron una inquietud real por la contaminación, la salud y la seguridad de animales marinos, como delfines y ballenas, quienes diariamente enferman por comer plástico, lo que puede provocar su extinción prematura.
En IKEA, “estamos convencidos que las voces jóvenes merecen ser escuchadas y en respuesta, esperamos que la colección BLÅVINGAD permita a los niños empoderarse en sus esfuerzos por aumentar la conciencia sobre el océano e inspirar un mayor aprendizaje sobre el mundo marino y todas las maravillosas criaturas que viven en él”, dijo la marca por medio de un comunicado.
El mensaje cobra vida a través de varios productos que van desde peluches, rellenos de cojines, alfombras y artículos de almacenamiento, fabricados con plástico procedente del océano, recogido en zonas de hasta 50 km tierra adentro de las costas; reciclaje que ha ayudado a reducir la contaminación de las vías fluviales y los océanos, dando pequeños pero significativos pasos para un consumo responsable y sostenible
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