Como parte de los productos de la canasta básica, la leche es un producto esencial.
En septiembre de 2019, el diario El Universal informó que el precio promedio por litro de leche en México osciló entre los 19.86 y 19.79 pesos, según datos del más reciente monitoreo de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC).
A pesar de no ser un precio alto para muchas personas, hay familias mexicanas que, dados sus bajos ingresos y número de integrantes, les resulta difícil adquirir este producto con frecuencia.
Productores van contra leches que no lo son
En mayo de 2029 la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), dio a conocer una lista de las marcas de leche que no habían cumplido con los estándares mínimos de calidad, así como aquellas que incurrieron en omisiones y datos erróneos en sus etiquetas.
En dicha lista, marcas como Nutri Leche, propiedad de Grupo Lala, Carnation Clavel, de Nestlé y Alpura Kids, fueron tres que no correspondían con su categoría de leches, sino que se trata de productos lácteos que contienen grasas vegetales hasta en un 80 por ciento de su composición, adicionadas con vitaminas y proteínas, marcas que además en sus etiquetados señalan ser leche pasteurizada, cuando no lo son.
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Ante esta situación, productores le leche en el estado de Jalisco celebraron que ahora la industria esté obligada a ofrecer información veraz sobre sus productos, es decir, que se deban comprometer a poner en sus etiquetas que se trata de productos de origen vegetal, más no animal como lo han hecho hasta ahora, iniciativa impulsada y aprobada por el Congreso de la Unión.
Adalberto Belasco Antillón, presidente de la Unión Ganadera regional de la entidad, dijo que es preciso que los consumidores estén al tanto de lo que realmente tienen los alimentos que están comprando, además de que esto servirá para que se les pague el precio justo por cada litro de leche, pues según el titular al día de hoy perciben entre 6 y 8 pesos por 1000 mililitros, cuando se suele comercializar entre 20 y 22 pesos en puntos de venta, de acuerdo con información publicada por el medio Forbes.
Por su parte, Eduardo Ron, presidente de la Comisión de Ganadería en el Congreso de la Unión, mencionó que algo que debe buscarse es que las grandes empresas hagan clara la información nutrimental de sus productos en cada una de sus etiquetas, así como cualquier otro elemento gráfico que pudiera confundir o malinformar al consumidor, lo cual no significa que las empresas dejen de vender ciertos productos, sino que eviten colocar datos e información que no coincida con lo que realmente ofrecen al consumidor.
¿Qué se persigue con el nuevo etiquetado?
El 1 de octubre de 2019 el pleno de la Cámara de Diputados aprobó la reforma a la Ley General de Salud para modificar el etiquetado de alimentos y bebidas no alcohólicas, en el cual ahora deben ser visibles los niveles de sodio, azúcares añadidas y grasas contenidas en el producto.
Al haberse dado luz verde a esta modificación, permite inferir que esta normativa aplicará también para productos lácteos que, además de comunicar este tipo de información, sería conveniente que también indicaran si se trata de alimentos realmente de origen animal o no, esto con la finalidad de que los consumidores tengan datos veraces sobre lo que están a punto de comprar y con ello tomen una decisión de compra que se apegue a sus necesidades, y no solo motivada por contenido publicitario.