Aunque se sabe que hace algunos años cerca del 80 por ciento de los consumidores no revisaba la etiqueta de los productos que compraba, hoy en día esa tendencia ha dado un giro de 360º; pues incluso son los mismo consumidores quienes exigen a las marcas que diseñen empaques con etiquetado informativo y capaz de dejarles saber lo que realmente están consumiendo. Es en este contexto que este detalle del producto ha tomado relevancia, representando ventas a la baja para quienes no lo emplean de forma óptima.
Al respecto, el sitio Inc.com señala que es común el hecho de que las marcas pasen largos periodos ideando un producto rentable sin considerar el etiquetado, un factor que también influye considerablemente en la decisión de compra del consumidor.
Por su parte un estudio realizado por DPeter Steidl, reporta que el tamaño de la fuente en las etiquetas genera un impacto del 28 por ciento en las ventas. Así mismo, el estudio, que forma parte del libro Neurobranding; señala que como parte del etiquetado, es de suma importancia considerar las etiquetas de productos que se exhiben en puntos de venta diferentes; pues es un hecho que la cantidad a pagar es un dato que el consumidor siempre quiere conocer.
En este sentido, se vuelve necesario dar a los números y letras del etiquetado una intención, debido a que debe ser totalmente compatible con la intención que se busca generar en el cerebro. De modo que si un costo es pequeño, la fuente debe alinearse a ese concepto y viceversa.
Siendo así, se logra que las cantidades o cualquier otra información que esté escrita con la fuente correcta, se ancle a la mente del consumidor; creando un posicionamiento del producto por encima de una gama desarrollada por la competencia y logrando que las ventas a la baja den un giro para registrar crecimiento.
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