Halloween es una de las celebraciones favoritas de niños y adultos, ya que complementándose con el Día de Muertos, permite llevar a cabo toda una serie de tradiciones que para cada generación representa algo diferente.
No obstante, de entre las muchas actividades que se realizan durante esta temporada, una de ellas genera desperdicios significativos, además de daños al ecosistema. Estamos hablando del desperdicio alimentario y del desperdicio particularmente de las calabazas; un producto con alta demanda durante los meses octubre y noviembre. Este alimento se adquiere sin intenciones de consumo, volviéndose parte de la decoración de muchos lugares públicos y hogares.
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Las calabazas son consumidas sobre todo en Estados Unidos, sin embargo México y otros países de Latinoamérica se unen a la tradición a través de su compra.
Al respecto de este consumo desmedido, un estudio reciente de Nielsen, reporta que este alimento genera buenos ingresos durante la temporada de halloween, señalando que su tallado es funcional tanto para decorar como para asustar, aunque después de cumplir su función terminen en la basura incluso por toneladas.
Por su parte, el Departamento de Energía de Estados Unidos, anuncia que cuando las calabazas son desechadas como basura regular, terminan de descomponerse convirtiéndose en metano, “un gas nocivo de efecto invernadero que juega un papel esencial en el calentamiento global”, ya que puede ser incluso más tóxico que el dióxido de carbono.
Así mismo, este departamento de los EEUU, reportó que tan solo durante el 2018, se reunieron más de mil millones de libras en calabazas que fueron desechadas, poniendo en jaque a los científicos, quienes buscan darle otro uso a estos productos, aún después de cumplir sus fines durante halloween.