Pues dirán que a su servidor se le fueron las musas para terminar la serie, pero no sucedió así; el trabajo docente me impidió continuar y concluir la secuencia como debe ser; sin embargo, no hay mal que por bien no venga y aquí estoy para cerrar este serial de entes inspiradores… ¿o será “entas” inspiradoras?
La Musa de la Emoción (10) provoca reacciones momentáneas ante estímulos psicológicos variados al utilizar recursos obtenidos de la psicografía del consumidor/usuario. No podemos negar que el (la) mexicano (a) he recorrido toda su existencia por el camino emocional; vive el deporte, la política, la religión y hasta su comportamiento diario regido por el hemisferio derecho del cerebro. Y dentro de este universo, el humor ha sido una de las estrategias geniales (aunque también el lado dramático de las campañas sociales) para conectar y motivar al público… si no me creen, visualicen la extraordinaria campaña de los huevos Bachoco, los libros de Gandhi; y tantas otras piezas publicitarias que siguen vibrando en nuestra memoria. Recuerdo unos anuncios del MUAC (Museo Universitario de Arte Contemporáneo) donde nos decían que nadie sale como entró, porque nos dejaban con el ojo cuadrado (y así es cuando visitas ese gran museo). En fin, tal vez hacer reír, o al menos sonreír, establezca un puente de empatía entre el producto/servicio/marca y el corazón de la gente. No olvidemos esas Lovemarks de Kevin Roberts que se transforman en “parte de nuestra vida” porque “no podemos comer sólo una” ya que nos “somos totalmente…” al reconocer que “vivir es increíble”. En lo personal, prefiero disfrutar emocionalmente una marca que racionalizarla fría y esquemáticamente por sus bificápsulas activas, sus cronosules de alto impacto, cierto número de resortes posturopédicos del colchón o esa cubierta termoadherible de poliuretano…
La Musa de la Música (11) atrae con la utilización adecuada del lenguaje musical, los ritmos,los sonidos armónicos y los cantos, asociándolos firmemente al producto/servicio. Nadie puede negar la estratégica importancia de un buen jingle (hay quienes aseguran que están pasados de moda, nada más erróneo); basta ver la tele u oír radio para comprobarlo. Por décadas, esas cancioncitas pegajosas han ayudado a la recordación y repetición de marcas, generación tras generación. Desde ese inolvidable teléfono de la Profeco (55688722, que seguramente lo están tarareando), pasando por “yo soy Julio Regalado”,“aromatiza, limpia y desinfecta de “Pinol”, “estaban los tomatitos” de Del Fuerte, “el perrole dijo al gato, en esta casa yo soy feliz” de H24, “la vida está hecha para disfrutarse, congran placer, puro comer” de Alkaseltzer; y los jingles inolvidables de Don Eugenio Castillo. Ahora tenemos las adaptaciones a temas de Luis Miguel o la Sonora Santanera (ya saben cuáles son)… La música ha sido, es y seguirá siendo un aliado creativo muy poderoso; no desafinen y la dejen en silencio.
Y nos queda la última musa, misma que nombro La Musa de “sepa la guayaba de dónde”
(12) y que surge de nuestras propias experiencias personales, de las vivencias que rodean nuestra existencia; sin encasillarlas en los grupos anteriores. Es la libertad de pensamiento e imaginación cuya fortaleza se basa en… pues quién sabe, pero se basa en algo mágico, único y altamente recordable, y que “engancha” con el consumidor. La reconocerán por eliminación de sus hermanas inspiradoras… o se los dejo de tarea, como siempre dice el profesor que llevo dentro.
Amigos lectores, podríamos reflexionar y concluir diciendo que las 12 fuentes de ideas (musas) provienen de la captación adecuada del medio ambiente, un entrenamiento cultural relevante y un verdadero deseo por optimizar los resultados.
Muchas gracias por seguir mis columnas y nos leemos pronto… Abur
