Conocer el ciclo de vida de un producto es necesario para comprender el punto de inicio del desarrollo de una campaña estratégica de marketing, porque más allá del entorno y la presencia de actuales y nuevos competidores, la fase actual del producto determinará los objetivos más importantes a nivel comercial.
Los profesionales de marketing comprenden que todo producto atraviesa una evolución en su industria por lo que, en cierto modo, condiciona los resultados que se obtienen así como el tipo de estrategias a implementar. Analizar el ciclo de vida de un producto se constituye por cinco fases: introducción, crecimiento, madurez y declive.
Sin embargo, ¿has considerado que la imagen del producto beneficia o perjudica durante estás fases? El branding es un factor que influye en el posicionamiento de mercado, y este concepto se refiere al lugar que ocupa una marca o producto en la mente del consumidor en relación con otros competidores.
Un buen posicionamiento se consigue a través de la implementación de esfuerzos de marketing y comunicación constantes que muestran al consumidor los beneficios, atributos y valores diferenciales de la marca y sus productos.
En este sentido, especialistas en marketing establecen que durante la etapa de madurez (donde suelen aparecer marcas y productos con productos similares o incluso mejores), las marcas deben tener como objetivo consolidar su imagen de marca para mantener su posicionamiento, la fidelidad del consumidor y su participación actual en el mercado.
La imagen de marca va más allá del diseño gráfico del producto. Se refiere también a las técnicas de embalaje y envasado con los cuales la marca presenta el producto al consumidor. Este aspecto influye en la presentación del producto, así como su promoción lo que ayuda a difundir sus beneficios y facilita la comunicación de la marca.
Lograr un posicionamiento de marca requiere conocer bastante el comportamiento del target para precisar las estrategias adecuadas y generar una relación sólida con el consumidor.
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