Un campo donde las marcas constantemente concentran la mayoría de sus esfuerzos es el comportamiento del consumidor. Se trata del estudio de las actividades o hábitos que llevan a una persona a tomar una decisión de compra principalmente en un producto sobre la competencia.
En particular, es muy interesante porque se considera que son pocos factores los que influyen en una decisión, pero muy pocas veces es así, ya que suelen influir en el comportamiento humano motivos desde psicológicos, sociales, culturales hasta propios de la personalidad o situación económica de una persona.
Hace poco pudimos notar como los factores culturales llevan a un segmento de la población a tomar una posición, estableciendo patrones de comportamiento de compra. Por ejemplo, durante la pasada edición de la Marcha del Orgullo LGBTTI+, varias personas alzaron la voz señalando que la comunidad LGBT no debe ser considerada en los objetivos de una marca, ya que este tipo de campañas más allá de celebrar la diversidad, tienden a guiar las decisiones de compra de un segmento de mercado ya sea por su estilo de vida o preferencias.
En cierto modo, tienen razón sin embargo es importante apuntar que los roles de comportamiento de la sociedad influyen en las decisiones de una persona. De este modo, es innegable la influencia en los grupos, expertos señalan que los grupos de pertenencia que pueden ser los más cercanos, como la familia tienden a establecer comportamientos que definen a una persona, pero también se encuentran los grupos de referencia que son aquellos que tienen un mayor grado de influencia en una persona, principalmente porque son determinantes en el comportamiento o estilo de vida.
Hoy en día lo podemos ver con la ferviente popularidad de los influencers, que funcionan como puntos de referencia para segmentos de mercado y que son utilizados por las marcas para lograr mostrar valor y conectar de una manera más eficiente con sus grupos de interés.
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