Entre todas las herramientas que se utilizan en el marketing, una que ha conservado su protagonismo en los últimos años es el contenido. Por medio de él, no sólo se le puede promocionar una marca de manera considerablemente más orgánica, sino que también se puede generar un mayor engagement y brand awareness. No obstante, el modo en el que los usuarios consumen contenidos en la era digital se ha transformado con los años, principalmente por la interconectividad casi permanente que permite la tecnología en la actualidad, por lo que muchas firmas ahora están volteando a lo que se llama fast content.
Para realizar fast content se deben tomar en cuenta tres principales características: una tecnología que sea lo suficientemente ligera y ágil para mostrar contenidos contenidos con rapidez; otra es la creatividad con la que se generan dichos materiales y la última es la capacidad que se tiene de sintetizar la información en algo rápido de consumir.
Como ya comentábamos en el párrafo anterior, para realizar una estrategia de fast content es necesario tener tecnología que sea ligera, capaz de ser soportada en un gran número de dispositivos (para tener un alcance más amplio) y que al mismo tiempo sea ágil para compartir y mostrar información de manera rápida y sencilla. Un gran ejemplo de esto son las stories en redes sociales como Instagram.
El contenido que se realiza como parte de la estrategia de fast content debe ser muy creativo, puesto que en un tiempo relativamente corto debe ser capaz de ofrecerle al usuario información relevante e incluso, de ser necesario, contarle una historia como parte de un storytelling.
Finalmente, el contenido que se realiza debe ser sintético, es decir, debe contar o transmitir lo esencial no sólo en pocos segundos, sino que también en pocas palabras o imágenes.