La semana pasada abordé el tema de los documentales, les comenté los motivos por los cuales constituyen una nueva manera de vincularnos con las audiencias y por tanto la mecánica que establecen para abastecer contenido a nuestros clientes.
Después de exponer las razones, beneficios y condiciones estructurales para los documentales, deseo en esta ocasión conozca una tendencia que ha cobrado fuerza gracias al desarrollo de producciones que son insertadas en plataformas como Netflix, Claro y similares.
Un documental que es falso, no cumple uno de los primeros requisitos, pues como sabemos, este tipo de materiales pretende incidir en las fuentes principales para presentar un panorama testimonial de un acontecimiento dado. Cuando lo que existe detrás es un montaje, queda entonces exento de tal requerimiento, sin embargo, uno de los ancestros cercanos son esas películas que dicen al inicio: “basado en hechos reales”,
“Basada” no es lo mismo que “así fueron los hechos”, muchos artistas han basado su obra en el cuerpo de una musa y su obra no es el cuerpo, sino la interpretación del mismo. Por tanto es ahí donde se tiene validez y autoridad para poder manipular las expresiones, el meollo del asunto es que en las películas existía una advertencia, en dichos documentales inventados, no la existe. Lo cual genera una paranoica tendencia a desear el contenido a toda costa.
American Vandal es una de las series que puede ayudarnos de manera muy palpable a comprender las características de los documentales que son fake. Le comparto algunos puntos, esperando saque y sume los propios:
- La magia es contar historias con una estructura muy pulida, el guión es la clave.
- Una de los puntos es hacer que las actuaciones sean extraordinarias. Si llegas al punto de creer que son testimonios y no actuaciones, estás del otro lado.
- Se deben contar algo no dicho, debe ser un suceso que salga de los lugares comunes.
- La suma de testimonios falsos es más fuerte que uno de un verdadero experto titubeante.
Tal vez en este momento quiera decirme que este modelo es prácticamente el de la publicidad, quizás tenga razón, lo cierto es que este modelo de comunicación presenta un trabajo más fino y detallado, tiene que creerse o por lo menos ganarse ligar para la duda. Hacer pasar algo como real, vaya que tiene su chiste, le comparto algunas reflexiones finales:
- Usar marketing con estos documentales tiene que tener una base de planeación estratégica muy bien articulada.
- Si cree que el documental falso es una herramienta de marketing, tal vez no está comprendiendo que el documental mismo es el reflejo de la sociedad en la que nos ha tocado vivir. Es una obra maestra, un caso de estudio y un estilo de hacer mercadotecnia.
- Cuando lo intentan pero no llegan a la calidad su trabajo tenderá a parecer infomercial y estos comerciales son obvios, ignorados y tomados como un chiste.