La falta de liderazgo y carencia para gobernar un país han colocado a Enrique Peña Nieto como protagonista de memes y de diversas críticas por parte de la sociedad civil y de especialistas en diferentes ámbitos.
No obstante, y para sorpresa de muchos, la semana pasada el Ejecutivo Federal logró simpatizar con los mexicanos y estar en sintonía, tras anunciar que no pagaremos ningún muro y que además él no iría a Washington a encontrarse con Donald Trump. ¿Quién pensaría que los actos retrógrados del presidente estadounidense dejarían en stand by las “metidas de pata” del priísta?
Al menos hasta que Carlos Slim hizo acto de presencia para hacer lo que no hizo el presidente de México: ofrecer una conferencia de prensa para poner sobre la mesa un escenario real en materia económica, laboral y educativa. En opinión del magnate, Trump es un negociador, por eso el gobierno mexicano debería apostar por tasas de interés bajas para detonar la inversión productiva. “La barda la tendrán que hacer los mexicanos, pues quién la va a hacer (…) La mejor barda son nuevos trabajos y la inversión en el país”, dijo el empresario.
Carlos Slim aseguró que nuestra fuerza laboral es superior a la de los vecinos, y en ese sentido, invitó a la unidad nacional, toda vez que nos estamos enfrentando a una nueva civilización. Por ahora se vislumbra un México unido y dispuesto; un país que responde a las amenazas del republicano. Y aunque esto es destacable, es oportuno no desviarse en el camino. En las redes sociales hay movimientos que están generando ruido, pero ¿realmente ayudan al país?
Uno de ellos es el boicoteo en el consumo de productos estadounidenses y el fomento a la compra de los artículos hechos en México. Esto va más allá del famoso código de barras 750, pues la intención no sólo es revisar el prefijo de los códigos, sino adquirir productos nacionales, artesanales y en los llamados mercados de pulgas, en lugar de comprar en retailers.
Los usuarios digitales se han dado a la tarea de mencionar varias marcas extranjeras, pero el hashtag que más se está utilizando es #AdiósStarbucks. De acuerdo con un análisis de Tweet Reach, esta etiqueta tuvo más de 4,242,366 impresiones en Twitter, así como 3,586,306 cuentas alcanzadas en 42 minutos.
Sin embargo, vale la pena preguntarse si vamos a ayudar a México no comprando un café de Starbucks, no yendo a Walmart por la despensa, ni comiendo una hamburguesa de McDonald’s. Si esto es cierto soy la primera en cambiar mis hábitos de consumo, pero no creo que aquí esté la verdadera respuesta o solución. Tal vez me ganaré tu animadversión, pero realmente creo que “tirarle” a las marcas extranjeras lejos de ayudar al país lo perjudican, pues al final del día, aunque sean empresas que nacieron en otro país, muchas de ellas están aquí por franquicias mexicanas, y quienes trabajan en ellas son nada menos que mexicanos, tanto bien como mal pagados.
Y si decidimos dejar de ir a un Starbucks, a un Walmart y a un McDonald’s, por mencionar algunas compañías, la gente que labora ahí está expuesta a perder su trabajo. ¿Eso es lo que realmente estamos buscando?, ¿es la clase trabajadora la autora de un ridículo muro fronterizo? Y sobre todo, ¿todas las empresas que se denuncian en Internet confirmaron que ya no invertirán en México?
Hasta donde sé, en Celaya hay una planta de Avon que exporta a otros 15 países, y México es su segundo mercado más importante; en Durango hay una planta que Prysmian está por inaugurar este año y donde se fabricarán cables de fibra óptica para satisfacer la demanda de las Telecomunicaciones en México y en Centroamérica; en 2016, Walmart abrió 24 tiendas en estados del centro del país, y con ello creó 1,300 empleos permanentes y 3,180 indirectos durante la construcción de los puntos de venta; y el tan mencionado Starbucks opera en México a través de ALSEA, un operador de restaurantes líder en América Latina, que además de ser una Empresa Socialmente Responsable, es una de las 20 mejores compañías para trabajar en México.
Me queda claro que en este mundo ya no hay fronteras ni muros que nos detengan, pero, como dice Carlos Slim, habrá que hacerlo civilizadamente.