Después de lo que vi en la Taquería Cesar Palace de Ecatepec con su consumo del mayor comedor de tacos, me regresa el alma al cuerpo y luego siento que la luz me vuelve a llamar, por un lado me encuentro contento por ver cómo las PyMES emprenden ejecuciones de BTL desde su óptica empírica, logrando capturar de tal manera a sus públicos asiduos y atraer a algunos nuevos.
Sin embargo, por lo que siento que ‘me va a dar algo’, es porque estás acciones son elaboradas por los dueños, amigos y familiares de los empresarios, por lo que el campo de los mercas, publicistas, productores audiovisuales, informáticos y administradores, se encuentra en peligro; es como esa sensación que tuvieron los dueños de revistas y periódicos con el auge de las plataformas digitales.
Las activaciones son un sistema de supervivencia para que las marcas puedan ponerse en contacto con sus clientes y públicos potenciales. Este tipo de herramientas pueden ser empleadas de manera deliberada y estratégica, o de manera empírica y prácticamente de chiripa.
En nuestro país somos un show por nuestra capacidad de voluntad y genialidad, nos coloca en un rubro muy divertido en las activaciones. Desde el clásico gritón que avisa sobre las salidas del transporte urbano, hasta el clásico despliegue de edecán, bocinas y música ‘moderna’.
El tema central es que aquellos que hacemos marketing por medio de activaciones, tenemos el compromiso de dotar de espontaneidad, casi casi como si hubiese sido el cliente el que fabricó la actividad.
Lo bueno es que tenemos mucha tela de dónde cortar, lo malo es que pocas veces adaptamos lo callejero para darle toques de calidad, lo feo es que las activaciones mal ejecutadas ahora son devoradas por todo en la redes.